Desde el primer hombre y transcurriendo toda la historia de Israel hasta el anuncio de su retorno del exilio Babilónico, los libros de Crónicas recopilan lo relevante y necesario para dirigir la atención del lector al carácter que ha de tener el hombre y su corazón, conforme al agrado de Dios.
En la Biblia Hebrea, esta se llama Tanaj, el primer y el segundo libro de Crónicas conforman uno sólo, y lo ubican en la parte final de las Escrituras.
Su ubicación como último libro en la Tanaj tiene su sentido por dos razones. La primera es que de todos los libros del Antiguo Testamento, presume ser el último en su datación, incluso después de Malaquías.
La otra razón es la lógica y el orden escritural, tocante a la recopilación de toda la narrativa, desde el principio y hasta el momento del fin del exilio.
La falta de memoria siempre ha sido el tropiezo por excelencia del pueblo de Dios, por encima, incluso, de su tendencia a la idolatría.
Pues no le servían los errores del pasado como aprendizaje para no volver a caer en lo mismo.
Esto no se debe a falta alguna de registro histórico en las arcas israelitas, sino más bien a la dejadez y a la pereza a la hora de tomar los rollos y darles un constante repaso.
Cierto es de la existencia de los sacerdotes y los escribas, pero tan cierto como que los había que guardaban con tanto celo los libros de la ley, que ni siquiera los sacaban para exponerla a la congregación. Y de esto lo podríamos deducir en vistas del tiempo en que anduvieron extraviados los rollos hasta que se decidiera reformar el templo en tiempos de Josías.
"De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén."
"A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios. Vinieron estos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén . Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová, los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para reparar y restaurar el templo."
"Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés."
2 Crónicas 34, (leer el capítulo completo).
La carencia en la atención a la Palabra de Dios fue, de hecho, la causante de que Eva fuera engañada por Satanás, cuando éste tergiversó el mandamiento de Dios usando a una serpiente: "¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?"
Por lo que ella respondió tratando de aclarar el mandamiento y aún así, lo dijo mal: " Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis." (Este relato lo leemos en el capítulo 3 de Génesis).
Cuando no se tiene claro un mandamiento por no guardarlo en la memoria, para poder cumplirlo, es fácil que uno llegue a cuestionarlo, a deformarlo y a transgredirlo, conforme a sus concupiscencias.
Todo el Antiguo Testamento trata la historia de la humanidad desde la perspectiva de Dios para con Israel y Su propósito para con toda la humanidad.
Quizá a los cristianos no nos llame tanto la atención como el Nuevo Testamento, que es el que recoge el evangelio de Jesucristo y la doctrina para una vida de acuerdo al carácter de Cristo.
Pero de no disponer de los registros históricos de Israel en el Antiguo Testamento, no podríamos entender la embergadura de la persona de Jesucristo ni conocer a Dios según se ha ido revelando al hombre desde el principio de Su creación.
Hallamos pues a Pablo diciendo:
"Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza."
Romanos 15:4
Por esto, los libros de las Crónicas van a aportarnos una muy sustanciosa fuente de enseñanza y de conocimiento del pueblo de Dios y cómo Él trata con Su pueblo y para con todos los hombres.
Guardaremos, pues, un espacio en la memoria para la lectura de estos libros, que forman parte de la palabra de Dios.
El uso de la memoria de las Escrituras es muy importante en la vida y en la formación de la identidad cristiana, aportándonos formación, disciplina, crecimiento y preparación evangelística.
Durante nuestra formación, y desde nuestro primer día de conversión a Cristo, nos recuerda de la esclavitud de dónde Dios nos rescató, ayudándonos a formar un carácter humilde y dependiente de Él.
Hacer memoria de ésto es muy importante, porque nos pudiera suceder como a los Efesios, que de tan inmiscuidos que estaban en sus labores ministeriales, habían descuidado su relación con Dios, dejando incluso de depender de Él aún en Su obra.
Por este motivo el Señor les hizo llegar una carta, apelando a la memoria y a su relación con Cristo.
"Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido."
Apocalipsis 2:5
Para la disciplina, nos recuerda los errores que hemos cometido y se nos ha perdonado, para no volver a caer más en ellos.
Y en este sentido viene Pablo a recordarlo a los hermanos de Corinto y a los creyentes judíos de Roma, quienes, por distintas causas, venían a ligarse de nuevo a yugos del pasado.
"Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres."
"¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia."
1 Corintios 7:23 y Romanos 6:16-18
Para nuestro crecimiento, hacer memoria nos ayuda a nuestro aprendizaje y a la aplicación práctica de la Palabra en el diario vivir, para alcanzar la madurez según el carácter de Cristo.
Porque de lo que leemos en Su palabra, lo retenemos en el corazón y el Espíritu Santo nos lo hace recordar cuando nos es necesario según las circunstancias.
"Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."
Juan 14:25-26
Y por último, pero no menos importante, la memoria Escritural nos lleva a la perfecta obra redentora que hizo el Señor para con nosotros, para testimonio al mundo.
"Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna."
Tito 3:3-7
Es momento de empezar a ejercitar la memoria de la Santa palabra de Dios y de las promesas que tiene para con nosotros, así como Él guarda fielmente Su pacto.
"El hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones;"
1 Crónicas 16:15
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