viernes, 11 de marzo de 2022

EL LIBRO DE LOS QUE LE TEMEN, Malaquías 3:16-17

EL LIBRO DE LOS QUE LE TEMEN, Malaquías 3:16-17

Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Malaquías 3:16-17

He aquí el pequeño contrapunto desde el inicio de la lectura en Malaquías.

Porque de entre ellos aún había quienes se sujetaban a la ley, y en ella se iba sosteniendo mutuamente.

Podríamos decir que éste era el remanente fiel de entre los retornados.

Dios es Omnisciente, todo lo sabe. Él es quien escudriña hasta lo más profundo de nuestro corazón y quien conoce hasta nuestro más oscuro pensamiento.

Dios no necesita de libros para anotar nada que recién haya descubierto porque, en Su presciencia, conoce todos los acontecimientos desde antes de la fundación del mundo.

Tampoco necesita de un libro para recordar nada. Pero la ilustración de un libro de memorias en este mensaje es la forma de que los escuchantes de Malaquías asimilen que a Dios no se le escapa ningún detalle, ni bueno ni malo, en forma de anotaciones en memoriales, que en este caso servirán para constatar a sus hombres fieles.

Y como a especial tesoro y a hijo los tiene a éstos, a quienes dice que perdonará en Su día, en recompensa de su fidelidad.

Y en asimilación de este detalle, los rebeldes tienen la oportunidad de tomar ejemplo de ellos y corregirse, por tal de formar parte del libro de los que temen a Dios.

El concepto del libro de Dios, el cual se entendía como el libro de la vida, no era nuevo para ellos sino que ya había sido usado en anterioridad. Tenemos, por ejemplo, a Moisés intercediendo por el pueblo tras su pecado con el becerro de oro:

"Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro."
Éxodo 32:31-33

Dios indica que el que pecare contra Él podía ser raído de Su libro.

Esto significa que toda la descendencia de Abraham por parte de Isaac, su hijo de la promesa, estaba por defecto anotada en el libro de Dios. No por obras, sino por la propia voluntad de Dios de crear una nación exclusiva entre las naciones de la tierra, de la que nacería el Mesías.

Luego, no es que todos fueran a obtener la vida eterna por simple linaje, sino que a causa de su linaje tenían ya el crédito de obtenerla, a menos que se apartaran de Dios abiertamente o lo rechazaran en su corazón aunque mantuvieran sus costumbres y tradiciones religiosas.

Pero había muchos judíos que ignoraban la posibilidad de ser raídos del libro de Dios, de entre ellos, los que mayor acceso y conocimiento escritural tenían, los miembros del Sanedrín en tiempos de Jesús.

Y tan inmunes se sentían por el hecho de ser hijos de Abraham, que no les tembló el pulso en el momento de blasfemar contra el Espíritu Santo, negando al Mesías,  habiendo visto sus inequívocas señales, habiéndolo investigado en cada uno de sus pasos y teniéndolo aún delante de sus narices.

Si ya les advirtió Juan el Bautista cuando les vió aparecer a orillas del Jordán:

"Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego."
Mateo 3:7-10

Con estas palabras ya Juan les está recordando lo que le dijo Dios a Moisés durante su intercesión por el pueblo: "Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro." Además de dar una pista del plan de Dios de alcanzar en salvación no sólo a judíos, sino a toda la humanidad.

Porque a Moisés no se le permitió sacrificarse por el pecado del pueblo. Porque su intención era buena pero, ¿cómo podrá un pecador cubrir el pecado de otro? Era necesario que para la redención del hombre se presentara uno perfecto y sin pecado.

¿Qué hombre hay en el mundo que nunca peque? Pues como indicó Salomón:

"Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque."
Eclesiastés 7:20

En la necesidad de un perfecto sacrificio fue a entregarse Dios mismo, para cumplir con toda justicia y por amor de Sí mismo, para recuperar lo que se había perdido.

Porque, desde el pecado de Adán, el hombre se perdió de la presencia de Su Creador. Pero en Cristo Jesús, Dios Hijo hecho hombre, por su perfecto sacrificio en la cruz del calvario y en su resurección a tercer día, dejó saldado el pago de todo pecado y abrió el acceso a la vida eterna a todo aquel que en Él cree, ya no sólo a los judíos, sino a toda lengua, tribu y nación.

Pues si en Cristo nuestro nombre queda registrado en el libro de la vida, ya no puede ser raído, por cuanto no es por nuestro mérito sino que las letras han sido escritas con la sangre de Su perfecto sacrificio, aval perfecto de salvación.

Si es que aún no hemos reconocido a Jesús como Señor y Salvador nuestro, hoy es el día y este es el momento para hacerlo.

Aseguremos nuestro nombre en el libro de la vida, en Cristo Jesús, y démosle gracias por Su inconmensurable amor y misericordia.

"¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!"
Salmos 31:19



















No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...