Adán, Set, Enós,
1 Crónicas 1:1
El primer libro de Crónicas inicia con una larga genealogía desde Adán que se extiende hasta el capítulo nueve, donde registra, no todos los partícipes en estas líneas genealógicas, sino por la relevancia que el historiador anota en sus memorias.
En el primer versículo se nos presenta que esta genealogía tiene como propósito hacer memoria para ejemplo, y no solamente como un mero censo generacional.
Porque los tres primeros nombres evocan a la adoración a Dios, el Creador, mostrando Su misericordia y soberanía en ellos.
El nombre de Caín brilla por su ausencia y nos recuerda que los malos no tienen parte en la memoria, por cuanto no están inscritos en el libro de la vida.
Con tan sólo pensar en lo que nos sugiere cada nombre, en el orden conforme aparecen, recordamos la creación del hombre y su caída con Adán, la sustitución de un hombre por otro, con Set, y la perpetua adoración a Dios, con Enós.
¿Puede toda la historia de la humanidad y de los tiempos venideros resumirse en tan sólo tres nombres propios? A la vista está, que sí, puesto que Dios así lo inspiró a registrar al autor de este memorial.
El hombre fué creado por Dios para adorarle, pero pecó y entró la muerte en este mundo. Esta muerte azotó al primer profeta de la historia, este era Abel, el primero en experimentar muerte por mano de Caín, su hermano. Pero su sangre derramada dio paso a Set, el hijo de la sustitución, para que de él naciera la generación de los que alaban a Dios, este es Enós.
"Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová."
Génesis 4:25-26
El que anotó estos tres primeros nombres en el libro aún no era consciente de lo que venían a significar. Pero, cuando los leemos desde las lentes neotestamentarias, dilucidamos el milagro de la regeneración en Cristo, habiendo Él puesto su vida por la nuestra en la cruz del Calvario.
"Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados."
1 Corintios 15:21-22
Desde entonces es quitado el yugo del pecado a todo aquel que cree en Jesús y lo reconoce como Señor y Salvador, siendo que su muerte satisfizo el pago de nuestra deuda y por su resurrección al tercer día nos abrió el acceso a la vida eterna en Él.
Es hermoso el mensaje testimonial de todos los que somos pasados de muerte a vida por el Señor Jesucristo, el cual podemos leer de Pablo:
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."
Efesios 2:4-7
Hoy es día de hacer como Enós y que, a partir de nuestro testimonio, los hombres invoquen el nombre del Señor.
Pues si hemos sabido detectar el milagro de la regeneración resumido en los tres primeros nombres plasmados en los libros de Crónicas, aún se puede resumir más, en un sólo nombre, que es sobre todo nombre: Jesús.
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