lunes, 28 de marzo de 2022

GRACIA EXTENDIDA, 1 Crónicas 2:11-12

GRACIA EXTENDIDA, 1 Crónicas 2: 11-12.

Naasón engendró a Salmón, y Salmón engendró a Booz. Booz engendró a Obed, y Obed engendró a Isaí,
1 Crónicas 2:11-12

En el versículo se omiten los nombres de las mujeres que dieron a luz a Booz y a Obed, pero leído este versículo desde el panorama Bíblico completo, desde tiempos posteriores a la primera venida del Mesías, entendemos el gran valor significativo que tuvieron ambas dentro de la línea genealógica del Señor Jesucristo.

Porque el cronista plasmó, en este registro, lo que inspirado por Dios tuvo a bien el plasmar.

Sea como fuere, que sólo se nombre a los varones como si aún se incluyera a sus esposas, estos versos nos revelan el propósito de Dios por medio de Su pueblo, que es Su gracia extendida a toda la humanidad.

Si consultamos en el primer capítulo del evangelio según San Mateo, hallaremos los nombres de las esposas de Salmón y de Booz.

"Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí."
Mateo 1:5

Salmón y Booz son padre e hijo. Ambos tienen en común, aparte del parentesco, un carácter hospitalario, generoso y una visión muy ajustada al plan que Dios trazó a través de la nación de Israel.

El primero, Salmón, tomó por esposa a Rahab. Rahab fue aquella ramera de Jericó a quien Dios salvó su vida y la de su familia, por haber escondido a los espías en su hogar, porque ella conocía las obras que Dios hizo en Egipto y creyó en Él, sabiendo que haría lo mismo con Jericó si no se arrepentía. Así que Rahab fue adoptada entre los judíos por su fe, pero su origen era extranjero y, además, todos conocían que ella había ejercido la prostitución en Jericó, porque no había ninguna más de allá que se salvara.

Y a Salmón no le importó su pasado, sino que aceptando su nueva vida como cualquier mujer judía, se casó con ella y ambos miraron hacia adelante, formando familia, de la cual nació Booz.

Y Booz, el fruto de la unión entre Salmón y Rahab, su esposa, creció centrándose en la agricultura, conforme a los campos de su heredad, llegando soltero a su madurez pero con buen nivel adquisitivo. Posiblemente el hecho de conocerse entre el pueblo por ser "el hijo de la ramera" pudiera haber tenido mucho que ver con que un varón con campos y propiedades como él no hubiera encontrado aún una mujer con quien casarse.

Un día Rut apareció entre los lindes de sus campos, recogiendo lo que encontraba en el suelo, y esto lo cambió todo. Rut era extranjera, Moabita para ser concretos, y viuda. Había poco más de dónde devaluar más el status de Rut, ya por ser extranjera y además viuda, suponía algo así como un estorbo en la sociedad. Pero esto a Booz no le importó, sino más bien, buscó ayudarla y asegurar su bienestar.

[Son muchos más, y muy importantes, los detalles de toda esta historia, pero léanse en el libro de Rut, para no dar dilación en lo que no se centra en los versículos tratados.]

Y centrándonos en Salmón y Booz, y en cómo recibieron por esposas a dos extranjeras en riesgo de exclusión social, Dios nos muestra Su inconmensurable amor y misericordia, en una primera pincelada de lo que supondrá la obra salvífica de Cristo en la cruz del Calvario, ya no solamente para el judío, sino extendiéndose a toda tribu, lengua y nación.

Porque Dios es el Creador de todas las cosas, así también es Dios de todo y sobre todas las cosas, por cuanto todas ellas se someten a Su justicia, en beneficio a los hijos de Dios y para condenación a los hijos de desobediencia.

Y la justicia de Dios se personifica en el Hijo, el Señor Jesucristo, para abrir el acceso a la reconciliación de Dios para con los hombres a través de Él, del perdón y de la vida eterna.

Siendo pues justificados en Cristo, por fe y no por obras, por la gracia que Dios ha depositado sobre nosotros en el Hijo, ya no somos extranjeros, sino que pasamos a ser adoptados como hijos en Cristo, por el sello del Espíritu Santo que nos hace suyos, para siempre, de modo que ya nada ni nadie nos puede excluir de Su amor.

Rahab y Rut han tenido el privilegio de ser recordadas para siempre por formar parte del linaje del Rey de reyes y Señor de señores, sus vidas se regocijarán eternamente en el Amado, por Su gran amor y misericordia.

Asimismo nos gozamos nosotros, los que en Jesús hemos creído, que fuimos extranjeros y muertos en pecados y delitos, y  pasamos a ser hijos en Cristo Jesús, recibiendo la nueva vida en Él, para la alabanza de Su nombre por toda la eternidad.



























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