LA PUERTA DEL MULADAR, Nehemías 3:14.
Reedificó la puerta del Muladar Malquías hijo de Recab, gobernador de la provincia de Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos.
Nehemías 3:14
REFLEXIÓN:
Anteriormente se había dejado construída la puerta del Valle con sus consecutivos mil codos de muro, lo equivalente a cuatrocientos cincuenta metros, hasta llegar a esta puerta, la del Muladar.
El muladar es el estercolero, el basurero o el vertedero general a donde van a parar todos los desperdicios y los excrementos de toda la ciudad.
Este vertedero se encuentra algo más allá del valle, en lo más alejado del punto más santo de Jerusalén, que es el Templo.
No debió ser muy agradable tener que trabajar levantando esta puerta ya que, debido a su proximidad con la basura, el hedor que se desprendiera de la zona podría llegar a ser nauseabundo.
Así que en este caso no fueron muchos los voluntarios para su restauración, sino que sólo se ofreció un hombre, llamado Malquías.
Es curioso ( y un gran ejemplo a seguir) el ver como un gobernador se prestó a levantar la puerta allá donde nadie se ofrecía a ir.
"Mi rey es Jehová" es el significado en Hebreo de Malquías. Un hombre que teniendo gobernanza en Bet-Haquerem, iba a permanecer en las memorias de Nehemías por recuperar el tan necesario uso de la puerta del Muladar, que mantendría a la ciudad libre de suciedad y de enfermedades, después de tanto tiempo.
APLICACIÓN:
Probablemente señalara hacia Jerusalén, el Señor Jesucristo, mientras presentaba Su reino durante el sermón del monte.
Y es que, en Su exposición del correcto uso de la Ley y los requisitos a cumplir para con todo aquel que quisiera entrar al reino del Señor, usó el muladar como ilustración para presentar un lugar de tormento perpetuo.
Conocido por el nombre de Gehena, en este vertedero se mantenía un fuego ardiendo constantemente, en donde se iban echando los desperdicios para ir quemándolos y evitar así que la zona se saturara o provocara infecciones o contaminación ambiental.
Pues este fuego es el que usa Jesús para explicar lo tormentoso del infierno y hacer entender al pueblo la gravedad de la consecuencia del pecado.
"Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga."
Marcos 9:47-48
Este es el sentido del muladar para entender el destino de los que no creen: el tormento eterno en el infierno.
Pero Dios, en Su perfecto e inconmensurable amor y misericordia para con el hombre, mantiene en todo momento una puerta abierta de acceso a Su presencia, Cristo es la puerta.
Puerta por la cual, aquél que es incrédulo y sus pasos están encaminados al sufrimiento perpetuo de la muerte, es rescatado y adoptado como hijo de Dios, tan pronto se arrepiente y decide tener a Cristo como Señor y Salvador suyo.
Y en este salmo, que recoge parte de la oración de gratitud de Ana por escuchar su ruego y darle un hijo, se puede entender (en modo aplicativo), la palabra muladar como el lugar de pecado y de muerte de donde es sacado el que se arrepiente, para ser llevado con Cristo a la vida eterna en la gloria de Dios.
"El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso alza del muladar, para hacerlos sentar con los príncipes, con los príncipes de su pueblo. El hace habitar en familia a la estéril, Que se goza en ser madre de hijos. Aleluya."
Salmos 113:7-9.
ACCIÓN:
Como creyente en Cristo, la lectura y meditación de hoy me lleva a recordar que dispongo de una puerta llamada la del Muladar, que tengo que usarla más a menudo para ir echando toda la basura que voy permitiendo que se acumule en mis quehaceres diarios, y que no estoy haciendo cuenta de ella.
Sin embargo, aunque se me olvide que me dejé envenenar por un mal pensamiento, por unas malas palabras, por malas acciones... Ese descuido no elimina la presencia de la basura acumulada.
Hoy es día de presentarse delante de Dios con corazón contrito y humillado.
Amado Padre celestial, mi Señor y mi Dios Todopoderoso. Te doy gracias por Tu perfecta palabra que me va encaminando a diario por pasos que me dirigen a Cristo. Hallo confrontación en Tu palabra, pues reconozco que hay días que no quiero desplazarme hasta mi alejada puerta del Muladar a desechar todo lo malo que aún queda en mí por quitar, para que cada vez mi ser sea más semejante al carácter de Cristo. Te pido perdón y que me ayudes a continuar en el camino de mi santificación, por tal de conseguir madurez y productividad en la casa de la Viña, que es la obra del Señor. Tuya sea la gloria y la honra, por los siglos de los siglos. Amén.
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