jueves, 19 de mayo de 2022

VALOR EN LA ADVERSIDAD, 1 Crónicas 11:22-25

VALOR EN LA ADVERSIDAD, 1 Crónicas 11:22-25

Benaía hijo de Joiada, hijo de un varón valiente de Cabseel, de grandes hechos; él venció a los dos leones de Moab; también descendió y mató a un león en medio de un foso, en tiempo de nieve. El mismo venció a un egipcio, hombre de cinco codos de estatura; y el egipcio traía una lanza como un rodillo de tejedor, mas él descendió con un báculo, y arrebató al egipcio la lanza de la mano, y lo mató con su misma lanza. Esto hizo Benaía hijo de Joiada, y fue nombrado con los tres valientes. Y fue el más distinguido de los treinta, pero no igualó a los tres primeros. A éste puso David en su guardia personal.
1 Crónicas 11:22-25


De cuatro valientes hemos leído ya en este capítulo y libro de Crónicas, cuando se nos da a conocer a Benaía.

Su nombre significa "Yahvé construye" y vemos que heredó la valentía de su padre.

Se lee de él que venció a un total de tres leones en unas condiciones bastante adversas y a un egipcio que medía más de dos metros de alto, bien armado.

Según varias traducciones Bíblicas, los dos primeros leones de Moab se refieren a hombres fuertes Moabitas, mientras que el tercer león sí se trataría del animal en cuestión.

Sea lo que fuere, lo destacable del caso es que la adversidad acompañada a la situación no afectó en nada a Benaía para enfrentar el peligro.

Estas escenas me recuerdan a las experiencias que tuvo David, de joven, contra lobos y leones, mientras pastoreaba las ovejas de su padre y en la ocasión en que se enfrentó a Goliat.

"David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo."
1 Samuel 17:34-37

Por contrapunto me viene en recuerdo cómo los discípulos de Jesús lo dejaron sólo cuando fue prendido para ser llevado a muerte. Cuando ellos vieron el peligro venir, huyeron por temor de ser también arrestados, pues todos les habían visto acompañarlo a todas partes durante su labor ministerial.

Sabiéndolo el Señor, les puso en preaviso de que Él sería entregado y ellos le abandonarían, pero resucitaría y volvería a ellos. Entonces Pedro hizo uso de vehemencia.

"Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo."
Mateo 26:33-35

Quizá de ellos pudiéramos pensar que aún eran discípulos, que todavía no habían recibido el Espíritu Santo, al no haber nacido todavía la iglesia del Señor. De esta manera sería comprensible que sus hombres se fueran de su lado por temor a la muerte.

Pero cuando el Señor ascendió a la diestra del Padre y les fue dado el Espíritu Santo, dejaron de ser hombres huidizos hasta el punto de vivir la persecución y la muerte a causa de Cristo.

No obstante, aún en la iglesia no estamos exentos de temer más el perder nuestra vida terrenal que la defensa de la fe, cuando el peligro arrecia.

La experiencia en la soledad de Pablo, en la última etapa de su vida, documenta muy bien este temor tan humano.

"En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén."
2 Timoteo 4:16-18

Y este temor, tan comprensible humanamente hablando, deja de ser cuando dejamos que el amor de Dios nos fortalezca.

Pues sólo puede haber una forma de vencer el miedo a las adversidades, que es la de depositar la plena confianza en Dios ante el problema.

Como cristianos vamos a tener que enfrentar varias adversidades que se nos presentarán durante el trayecto de nuestro diario vivir, por tal de que nuestra fe se hunda. Pero ya lo dice el Señor en Su palabra, que Fiel es Dios, que no nos dejará ser tentados más de lo que podamos resistir. Y que, juntamente con la tentación, dará también la salida, para poder soportar.

Ahora nos toca a nosotros ser como Benaía o como Pedro. O ser como David, aferrado siempre al Dios Altísimo, o como aquellos que abandonaron a Pablo, aferrados al temor de acabar presos como él.

Para este caso siempre nos ayudará este apunte:

"En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa afuera el temor. Porque el temor lleva en sí castigo, en donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor."
1 Juan 4:18














No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...