lunes, 9 de mayo de 2022

EL REY, EL AMIGO Y EL LISIADO, 1 Crónicas 8:33-34

EL REY, EL AMIGO Y EL LISIADO, 1 Crónicas 8:33-34

Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal. Hijo de Jonatán fue Merib-baal, y Merib-baal engendró a Micaía.
1 Crónicas 8:33-34

Prosiguiendo la lectura de Crónicas por el capítulo ocho, el cronista vuelve a la línea genealógica de Benjamín, explayándose en ella, por cuanto Benjamita fue Saúl, el primer rey que hubo sobre Israel.

Aconteció que el pueblo vió envejecer a Samuel y, a causa del mal testimonio de sus hijos, prefirieron dejar de ser gobernados por Dios a través de los jueces, para sujetarse a un rey de carne y huesos, como el resto de las naciones.

Saúl fue el escogido para tal menester y, aunque inició bien su reinado, pronto su impulsibidad y orgullo provocarían que el favor de Dios se apartara de él para venir a derramarse sobre David, de la tribu de Judá.

Y como David sí que era conforme al corazón de Dios, Saúl no lo soportaba y buscaba matarlo. Pero, al contrario, su hijo Jonatán tuvo una tan profunda amistad con él, que pactó con él fidelidad de por vida a cambio de su misericordia.

Al tiempo Saúl y Jonatán murieron en una batalla contra los filisteos. Esta fue una muy triste noticia para David, o más bien agridulce, porque el lamento dió paso a su entronización como rey de Israel.

A los años de su reinado, David recordó el pacto con su amigo Jonatán: "No dejes que el nombre de Jonatán sea borrado de la casa de David", por lo que fue a buscar si quedara alguien con vida de su linaje.

Merib-baal era el único hijo de Jonatán que quedaba con vida, aunque quedó lisiado al caer durante su huída, a causa de los filisteos, de los brazos de su nodriza, cuando aún tenía cinco años.

Merib-baal fue también conocido por el nombre de Mefi-Boset.

David lo encontró, aunque ya no vivía en la casa de su padre, sino que se fue a habitar a Lodebar. Lodebar, situado en tierra de Galaad, era lugar de silencio y desolación, por cuanto su nombre venía a significar "No palabra" , "Sin palabra" o, según se lee, también podría significar "Sin pasto" o "Sin fruto".

Y ahí estaba el lisiado, viendo el tiempo pasar y asumiendo su suerte desde la lesión que le dejó impedido de sus piernas.

Pero vino el rey a cumplir el pacto que en su día hizo con su amigo Jonatán, y se llevó a Merib-baal dándole un sitio en palacio.

"Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa."

"Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies."
2 Samuel 9: 7 y 13

Así pues, el nombre de Jonatán no solamente no fue olvidado de la casa de David, sino que aún con todo, ha llegado a representar la misericordia de Dios para con los hombres, con el cumplimiento de Su pacto de redención por medio del Hijo.

Vemos, entonces, reflejadas en el rey Saúl las consecuencias de nuestro mal vivir, las cuales son la desolación y la muerte. En Jonatán vemos la esperanza en la promesa de Dios y en Merib-baal el cumplimiento de ella, por medio de Cristo, para redención y vida eterna. 

Nuestras malas decisiones traen sus malas consecuencias. Pero Dios nos tiende una mano amiga, en pacto de reconciliación y acercamiento a través del Hijo, el Señor Jesucristo, quien nos rescata de nuestras miserias y nos hace sentar juntamente con Él en los lugares celestiales.

Y así somos los hombres sin Dios, impedidos y puestos en el lugar de perdición, viendo pasar los días sin esperanza.

Pero Dios se ha acercado a nosotros en Cristo y por medio de su muerte y resurrección al tercer día, somos hechos  receptores de Su vida y coherederos juntamente con Él.

"Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna."
Tito 3:3-7

Sólo nos queda agradecerle con gratitud eterna y con eternas alabanzas.

"Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. Cada día te bendeciré,Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable."
Salmos 145:1-3




















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