Los hijos de Aser: Imna, Isúa, Isúi, Bería, y su hermana Sera.
1 Crónicas 7:30
Aser quiere decir "dicha" o "felicidad", pues así quiso llamar Lea al segundo hijo de Zilpa, su sierva.
Su nombre no destaca ni se deja leer mucho en las Escrituras, en cuanto a hechos, ni para bien ni para mal. Más bien puede brillar por su ausencia ya que ni aparece en el recuento de los jefes de las tribus de Israel, durante el gobierno del rey David.
Paradójicamente aún así da honor a su nombre y es bendecido con unas tierras que le van a permitir bendecir al resto de las tribus con el fruto de su heredad, asi como al mismo rey.
"El pan de Aser será substancioso, Y él dará deleites al rey."
Génesis 49:20
Ana, la profetisa, parece ser la única resaltante, entre los de Aser, en algo 'digno' de plasmar en las Escrituras para salvaguardarlo en la memoria, del paso del tiempo.
"Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén."
Lucas 2:36-38
Una viuda centenaria la cual era profetisa, que servía en el templo a todas horas. Que además, una vez enterada de la presencia de Dios entre los hombres, en la persona de Jesús, hablaba de Él diligentemente, desde que nació el niño, para que todos supieran del Redentor.
La providencia Divina se aprecia claramente en la nación de Israel. En cómo aún al pasar de los siglos, milenios y habiendo sufrido unas bastísimas dispersiones, eso no ha concluído en disgregación identitaria, ni cultural ni religiosa. Sino más bien Dios los mantuvo a cada uno en tierra extranjera, favoreciendo al proselitismo y haciendo crecer así aún más su pueblo.
El ejemplo de cómo obró Dios en la vida de José hasta llegar a situarlo a la altura del faraón en Egipto, por tal de asegurar el sustento de Su pueblo en tiempos de hambruna, es la apabullante muestra del favor de Dios para con el hombre, quien no mereciendo más que la muerte, Él le reserva aún un sitio en Su presencia.
Llegados a este punto hallamos dos detalles a aplicar hoy día a nuestras vidas:
Primeramente, conocer que las bendiciones de Dios no se reciben por ser alguien importante o por destacar en según qué obra o circunstancia, sino por pura misericordia de Dios.
"Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia."
Romanos 9:16
Lo consiguiente viene a ser la reacción óptima a esta bendición, la cual resulta en extender la bendición a otros, para que muchos puedan verse también beneficiados. Así como Jesús dio potestad a sus doce apóstoles, capacitándolos con dones espirituales para cumplir con la misión de anunciar el reino:
"(...)de gracia recibisteis, dad de gracia."
Mateo 10:8b
Se puede concluir diciendo que la dicha es el resultado de un corazón generoso y agradecido, que reconoce a Dios en su vida y lo proclama.
Lo cierto es que la dicha es Cristo y toda buena cualidad resultante proviene de Él.
Hoy es día de mirar a Cristo con gratitud y mostrarlo generosamente.
Ultimo mi reflexión con estas palabras de Pablo que reflejan la bendición en quien provee:
"Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo."
Romanos 15:17-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario