Hijo de este Bería fue Refa, y Resef, y Telah su hijo, y Tahán su hijo, Laadán su hijo, Amiud su hijo, Elisama su hijo, Nun su hijo, Josué su hijo.
1 Crónicas 7:25-27
De los hijos de Efraín también era Josué, hijo de Nun y sucesor de Moisés.
Su nombre era Oseas, que significa "Salvación", pero Moisés se lo cambió a Josué, para venir a decir "Yahvé es la salvación".
De Josué llama la atención su carácter ejemplar que va desde la obediencia hasta el liderazgo, sin escatimar en buenas cualidades dignas de un buen siervo de Dios.
De él conocemos su fidelidad y servicio a Moisés desde que salieron de Egipto y su gusto por permanecer lo más cerca posible, dentro de sus posibilidades como Efraimita, del tabernáculo, en el cual moraba la presencia de Dios.
Porque al servicio del tabernáculo sólo podían estar los levitas, concretamente los hijos de Aarón, tocante al sacerdocio.
Pero este entregado Efraimita ocupaba sus días acompañando a quien llevaba en su rostro la gloria de Dios, por cuanto hablaba con Él cara a cara, que es lo más cercano que pudiera estar el hombre de su Creador.
Curtido entre las batallas contra los enemigos y la dedicación en la instrucción al pueblo, llegó a ser el varón idóneo para sustentar el título de sucesor de Moisés, y no porque lo decidiera un hombre, sino por mandato de Dios.
"Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él; y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos. Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca."
Números 27:18-20
Llamado y vestido de dignidad delante de toda la congregación, llegaba el fin de esta dura etapa en el desierto para iniciar la de la conquista de la tierra prometida.
Moisés tuvo por labor guiar al pueblo a la salida de Egipto e introducirlo en la ley de Dios. Y ahora Josué guiará al pueblo al otro lado del Jordán para introducirlo en su heredad, demostrando, de victoria en victoria y en dependencia de Dios, que de Yahvé es la salvación.
Porque sólo Dios salva y da la victoria.
Josué experimentó muchas victorias de la mano de Dios. La mayor de las victorias que el hombre puede tener es sobre el dominio del pecado y de la muerte, pero esta victoria sólo la pudo conseguir el hombre perfecto, que es Jesús de Nazaret.
El nombre de Jesús en Hebreo es una forma corta del nombre de Josué, por lo tanto, también significa "Yahvé es salvación". Jesús es el Hijo enviado por Dios para la salvación del hombre, por cuanto el hombre no puede salvarse a sí mismo, al estar contaminado con muerte por el pecado, por la simiente de Adán.
Y como por esta contaminación, ya que la muerte no puede dar vida, no existe hombre alguno capaz de llegar a la talla de la perfección de pureza y santidad como para sacrificarse por los demás y hallar así la salvación, Dios en Su profundo amor y Omnisciencia trazó el perfecto plan de redención antes incluso de la creación del mundo.
Como dice Pablo a Timoteo, Dios es:
"quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,"
2 Timoteo 1:9
Y como diría Pérez Millos en base a este verso: "Dios, antes de decir 'Sea la luz', dijo 'Sea la cruz'".
Así pues, siendo Dios, el Hijo se despojó de Su gloria para nacer y vivir entre los hombres y como uno de ellos, pero sin pecado, para dar cumplimiento al plan de salvación por medio de Él.
Jesús crecía y esperaba, en sujección y dependencia al Padre, el inicio de Su ministerio, que fue inaugurado en su acto bautismal, asumiendo el pecado del pueblo primeramente, y de toda la humanidad, para llevarlo a la cruz en el tiempo establecido.
Y en su bautismo, Jesús fue vestido de dignidad por Dios el Padre delante de toda la congregación:
"Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia."
Mateo 3:17
E introdujo al pueblo al conocimiento del Padre, siendo Su persona la manifestación de toda la Deidad.
Así que si por Moisés se manifestaba la pecaminosidad del hombre y su imposibilidad de cumplir con la ley, y por tanto, la necesidad de un Redentor que lo justifique, por Jesús se manifiesta el cumplimiento de toda esta ley en Su persona, por cuanto es el Redentor prometido por Dios y a quien la ley de Moisés señalaba.
"Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."
Juan 1:17-18
Pero los principales, los fariseos y los sacerdotes prefirieron hacer de la ley una interpretación a su medida, desechando a Dios aún teniéndolo delante de sus narices, en la persona de Jesucristo.
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida."
"Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?"
Juan 5:39-40 y Juan 5:46-47
Desecharon la gracia de Dios, prefiriendo la ley y su condena y no sabiendo que, mandando a Jesús a la cruz, participaron en el cumplimiento de Su perfecto y eterno plan de salvación.
Y el "consumado es" se hizo eco desde el monte del Calvario hacia toda la humanidad, para perdón y vida eterna en su resurección al tercer día, a todo aquél que en Él cree, de toda tribu, lengua y nación.
Los creyentes, pues, son salvos por gracia, mediante la fe en Cristo Jesús, pasados de muerte a vida y puestos por el Espíritu Santo en la iglesia de Dios cuya piedra angular es Cristo.
Pero igual que Josué manifestó su fe en obediencia, sujección y relación con Moisés, a fin de hallar el mayor conocimiento de Dios a través de su persona y de la ley, de modo que Moisés se reflejaba en su persona, la iglesia manifiesta su fe del mismo modo, a través de la comunión con Dios en Cristo, por el Espíritu Santo y por el entendimiento a través de Su perfecta Palabra.
Josué adquirió por nombre "Yahvé es la salvación", pero los creyentes hemos adquirido, por identidad, la vida de Cristo a fin de manifestarla para salvación al mundo.
"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."
Mateo 5:14-16
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