miércoles, 18 de mayo de 2022

CARÁCTER Y EJEMPLO, 1 Crónicas 11:20-21

CARÁCTER Y EJEMPLO, 1 Crónicas 11:20-21

Y Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta, el cual blandió su lanza contra trescientos y los mató, y ganó renombre con los tres. Fue el más ilustre de los treinta, y fue el jefe de ellos, pero no igualó a los tres primeros.
1 Crónicas 11:20-21

Continuamos leyendo en el capítulo once del primer libro de Crónicas, después de haber sabido sobre los tres destacados de entre los treinta valientes de David.

El cronista nos presenta a Abisai, sobrino de David por parte de su hermana Sarvia.

Abisai se destacó de entre los treinta como líder de ellos por su determinación y gallardía que harían de él un buen ejemplo a seguir por los demás.

Y aunque el cronista pone a los tres primeros valientes por encima, Abisai, por su trayectoria, es también contado con ellos.

Vemos que se trató de un varón al cual su  carácter vino a servir de modelo o enseñanza al resto de los valientes, por el resultado de sus obras.

Y es que no hay mejor líder que el que lidera desde el ejemplo, para que todos sus seguidores adquieran su enseñanza.

Y el mejor ejemplo de vida para el hombre que ha habido sobre la tierra y el cual no habrá jamás nadie mejor es el Señor Jesucristo.

Así fue que, a los cerca de diez siglos después de la etapa del rey David, Dios envió a Su hijo. Quien siendo Dios, vino a nacer, crecer y vivir como todos los hombres, pero sin pecado. Porque este era el plan eterno de salvación al hombre, la salvación por gracia por medio de la fe en la obra consumada de Jesús en la cruz del Calvario.

Pero antes de morir y resucitar, el Señor cumplió con un ministerio que duró alrededor de tres años, en el que anunciaba Su reino y la correcta interpretación  de los mandamientos dados por Dios a Moisés.

Si por Su carácter hubo muchos que le seguían, por Su ejemplo fueron confirmados los que perseveraron con Él y aún en Él, una vez recibido Su Espíritu Santo en el aposento alto.

Porque Jesús era Dios, pero se limitó a vivir como un hombre, con todas las necesidades físicas, fisiológicas y anímicas, de los hombres pero sin pecado, mostrando con Su ejemplo dos cosas:

Primeramente, el amor de Dios manifestado en Hijo. Y en segundo lugar demostrándonos cómo un hombre puede vivir en santidad y puede mantener una muy rica y productiva relación con Dios.

Y así es cómo Jesús invitaba a Sus seguidores a seguir Su ejemplo:

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;"
Mateo 11:29

Porque todo aquel que confiesa que Jesús es el Señor, y lo reconoce como Salvador personal, es liberado del yugo del pecado y pasado de muerte a vida en Cristo Jesús.

Y es ahora cuando invita a llevar Su yugo, el de la vida eterna, el cual también dice que es fácil y ligera su carga, (porque el yugo del Señor es soportado por el Espíritu Santo), y el que es también el ejemplo de vida que Él nos dejó, presencialmente durante Su ministerio y por medio de Su Palabra, para que los de  postreros tiempos podamos también conocerlo.

Y ya no tenemos excusa, pues se manifestó en carne, y luego hizo morar en nosotros Su Santo Espíritu, y nos abrió el entendimiento a las Escrituras para que de ella extrajéramos la enseñanza. Además, nos muestra infinidad de aplicaciones prácticas por cada pasaje de Su palabra, por tal de que podamos adquirir por medio de ellas, un cada vez más marcado carácter de Cristo.

Pero lamentablemente cada vez es más común ver creyentes más fáciles de mimetizar con lo terrenal y pasajero, en lugar de parecerse a Cristo.

Hoy deberíamos detenernos en este punto y meditar si realmente es Cristo nuestro ejemplo a seguir o si nos hemos dejado seducir por nuestra carne, para actuar como cualquier otra persona que no conoce a Dios.

Nos sirva esta nota de Juan:

"El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo."
1 Juan 2:6













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