sábado, 21 de mayo de 2022

COMO UN SÓLO HOMBRE, 1 Crónicas 12:23-38

COMO UN SÓLO HOMBRE, 1 Crónicas 12:23-38

"Y este es el número de los principales que estaban listos para la guerra, y vinieron a David en Hebrón para traspasarle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Jehová: "

"Todos estos hombres de guerra, dispuestos para guerrear, vinieron con corazón perfecto a Hebrón, para poner a David por rey sobre todo Israel; asimismo todos los demás de Israel estaban de un mismo ánimo para poner a David por rey."
1 Crónicas 12:23 y 38

El tiempo de persecución terminó con la muerte de Saúl y tres de sus hijos. El trono fue sucedido por Es-baal, el único hijo que le quedó con vida, quien puso por capital a Mahanaim, al otro lado del Jordán.

Durante este tiempo David tuvo el reconocimiento de Judá y Benjamín, y reinaba sobre ellos en Hebrón. Pero el resto de las tribus rendían pleitesía a Es-baal, aunque éste acabó decapitado por dos de sus propios oficiales a tan sólo dos años de su reinado.

Por siete años y medio Hebrón tuvo el privilegio de albergar el trono de David.
Hasta que finalmente el resto de las tribus se puso de acuerdo en reconocerlo por rey sobre todo Israel.

Se dice que vinieron a David con corazón perfecto y en un mismo ánimo para ponerlo por rey. Esto resalta la convicción y la unanimidad de todo el pueblo para hacer de ellos una única nación, como un sólo hombre.

Como dijo Daniel: "Dios quita reyes y pone reyes."

Cuando Dios creó al hombre, Adán lo llamó, lo puso a reinar sobre la tierra. Adán era libre de hacer lo que quisiera y Dios le puso un sólo mandamiento: "Del fruto de todo árbol puedes comer, pero del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás. Porque el día que de él comas, ciertamente morirás."

Todos conocemos que Adán no obedeció a esta única norma, por el mero hecho de que todos morimos por ley, pues así está establecido, "que todos los hombres mueran una sola vez y, después de esto, el juicio", según leímos de Pablo. Muerte que vino por consecuencia de la desobediencia de Adán.

En esa desobediencia se perdió no mucho, sino todo lo concerniente a la vida, ya que el hombre se vió irremediablemente repelido de la santa presencia de Dios.

Además perdió la facultad de mantener su señorío sobre la tierra, por cuanto fue desterrado de Edén, y llevado al mundo contaminado por su pecado y dominado por la muerte, cual dominio le arrebató Satanás.

Pero esto a Dios no le pilló por sorpresa, sino que en Su omnisciencia ya había trazado el perfecto plan para la redención del hombre y la restitución del trono al perfecto Rey, que esta vez ya no será Adán, sino Su propio Hijo, en representación de toda la Deidad.

Dios estableció que este Rey viniera por linaje de David. Así que, siendo Dios, se haría hombre, nacería, crecería y viviría como tal, pero sin pecado. Para darse a Sí mismo en sacrificio en pago por el pecado de toda la humanidad (porque la paga del pecado es la muerte) se daba a muerte el  Perfecto Hombre sorbiendo a la muerte en victoria.

Y con Su resurrección al tercer día se abría el acceso a la vida eterna, en restauración de la relación de Dios para con el hombre, siendo el hombre reconciliado con Él por medio del Señor Jesucristo.

Tras Su ascensión a la diestra del Padre, nos envió el Espíritu Santo, quien nos traslada de muerte a vida dándonos una nueva identidad en Cristo, la cual es la de ser hechos hijos de Dios.

Y los hijos de Dios constituimos Su iglesia, la cual espera el día en que Él ha de volver, porque Él volverá, pues así lo ha establecido, ya no para darse de nuevo en sacrificio, sino para reinar eternamente en toda Su gloria.

Será entonces cuando todas las naciones reconocerán que Él es el Rey de reyes y Señor de señores, porque por mil años se sujetarán a Él, antes del día del juicio ante el gran trono blanco.

Mientras tanto la iglesia camina como un sólo hombre, cuyo cuerpo es formado por cada uno de los creyentes y cuya cabeza es Cristo. Para crecer unánimamente y con corazón perfecto en testimonio del Redentor y Perfecto Rey, el Señor Jesucristo.

Y ahora Dios manda a través de Su iglesia, a todos los hombres, en todo lugar, que se arrepientan, como podemos leer de Pablo, predicando en Atenas, el cual proseguía, diciendo:

"por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos."
Hechos 17:31

Para que por el arrepentimiento y mediante la fe en el Señor Jesucristo sea cada vez más el número de miembros que compone el cuerpo de Cristo, el cual, unidos en un mismo Espíritu, crezcamos hacia Su perfección, para Su gloria y honra.

Así, siendo en Cristo como un sólo hombre, sigamos hoy el consejo de Pablo:

"Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros."
2 Corintios 13:11










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