Estos son los principales de los valientes que David tuvo, y los que le ayudaron en su reino, con todo Israel, para hacerle rey sobre Israel, conforme a la palabra de Jehová.
1 Crónicas 11:10
Hoy por hoy cuando hablamos de David sólo sabemos visualizar tres etapas de su vida como si trataran de acontecimientos correlativos en su experiencia vivencial: Cuando Samuel lo ungió en secreto siendo éste un pastor de ovejas y el menor de ocho hermanos, cuando David se enfrentó a Goliat obteniendo la victoria y su reinado sobre Israel.
Pero desde lo primero hasta que David se sentara en el trono hubo un largo proceso que le sirvió para fortalecerse, adquirir experiencia y preparar su corazón para la etapa real que estaba por experimentar.
La fe y la valentía del joven David lo llevaron a presentarse voluntario para enfrentarse al gigante Goliat, durante la batalla contra los filisteos donde ninguno de los guerreros de Israel se atrevió a aceptar el desafío del gigante de Gat.
Tras su victoria se ganó una fama superlativa entre las mujeres de Israel que, a la vuelta de los soldados a la ciudad, les recibieron con un nuevo cántico que trastocaría profundamente el corazón del rey Saúl:
"Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David."
1 Samuel 18:6-9
De la animadversión al odio hubo un paso que pronto alcanzó Saúl y, si hasta ese momento buscó la muerte de David enviándolo a misiones peligrosamente difíciles de cumplir, ahora ya no escondería públicamente su ira en contra de él y su intención de matarlo.
David tuvo que huir y hacer vida de prófugo, siendo que el mismo rey de Israel movilizó a sus hombres para su captura y muerte.
Y es en este momento tan difícil de David que los valientes nombrados por el cronista en este capítulo van a ganarse su título.
Pues siendo varones de las tropas de Saúl, abandonaron el respaldo del servicio a su rey para acompañar y proteger a David que, aunque apuntaba maneras, ahora no era más que un fugitivo como cualquier maleante, del cual tampoco nadie conocía que había sido ungido por Samuel, al ser este un hecho que se dió en secreto.
Aún así le fueron fieles en la peor etapa de su vida, en la que les tocó frecuentar, juntamente con David, las cuevas y los riscos, alejados de su hogar, durante casi quince años.
Con tal razón el cronista los llama valientes, por su apoyo incondicional a aquel a quien se le buscaba la muerte por orden del mismísimo rey de Israel.
Estos valientes perseveraron hasta ver coronado a David, tras la muerte de Saúl y sus hijos.
Y el rey David les puso en lugares de honor entre sus hombres, por cuanto ya le fueron fieles cuando él no era más que un simple prófugo, aval más que suficiente de lealtad a su trono.
Cuando el Señor Jesucristo anduvo entre su pueblo había muchas personas que lo seguían por sus milagros de sanidades y de resurrección e incluso por comida.
Pero también había quienes querían seguirlo en calidad de discípulos suyos, por cuanto veían en Él al Señor y Maestro.
Pero les hacía entender que ser discípulo suyo conllevaría dejar toda su vida a un lado para ocuparse en exclusiva a seguir a Jesús.
"Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios."
Lucas 9:57-62
Estas advertencias provocarían que el que le siguiera lo hiciera de verdad y totalmente consciente de que lo que les tocaría vivir, a partir de su decisión, conllevaría soportar experiencias difíciles.
Tan difíciles como las persecuciones a la iglesia, después de resucitado el Señor y ascendido a la diestra del Padre.
Primeramente por los Judíos y luego por los Romanos, los cuales llevaron a muchos cristianos a morir ingeridos por leones o puestos a arder en vida a modo de antorchas para iluminar las calles de la ciudad.
Pero para esto ya nos estaba preparando el Señor, cuando dijo: "en el mundo tendréis aflicción", añadiendo también: "pero confiad, yo he vencido al mundo."
Porque todo lo que pueda llegar a sufrir en este mundo, se queda en este mundo. Pero la vida de un cristiano trasciende a lo terrenal y pasajero para la eternidad en Cristo Jesús, Señor y Salvador nuestro.
Hoy es día de tomar la actitud de estos valientes de David y seguir a Cristo en consecuencia, en un mundo gobernado por la maldad.
Y si en alguna ocasión nos domina algún miedo, recordemos a Pablo, diciendo:
"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."
2 Timoteo 1:7
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