OBJETO DE MALDICIÓN, Deuteronomio 28:15
Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.
Deuteronomio 28:15
REFLEXIÓN:
(Las miserias del hombre quedan totalmente expuestas cuando, en ejercicio de aparente dominio sobre la tierra, solamente sabe destruir espacios de vida natural y regeneradora, para edificar por encima con ladrillos de muerte.)
Cuando Adán paseaba por el huerto, él estaba completo, ya lo tenía todo. No obstante, Dios sacó de él su ayuda idónea, por si aún le fuera a surgir la necesidad imperiosa de relacionarse con alguien.
Pero el hombre siempre va en busca de lo que no tiene, aún si eso suponga una maldición... Adán no iba a ser menos, bien fue el primero que, tomando de la mujer el fruto, le hincó el diente sin importarle la clara advertencia de Dios: "el día que de él comieres, ciertamente morirás."
Y murió, como no, quedó irremediablemente repelido de la santa presencia de Dios, suponiéndole la peor muerte, que es la del espíritu, en separación del Dador de la vida, y pasando a tener un cuerpo corruptible encaminado a término y putrefacción.
Ahora el pueblo de Dios, a las puertas de cruzar el Jordán, se encontraban recibiendo la clara advertencia hacia la desobediencia, por si aún quedara un hombre de entre ellos que pudiera decir: "Nadie me avisó de ésto".
APLICACIÓN:
Si es que el gran problema de la humanidad es que no se conforma con lo bueno.
Sucede pues que entre los rescatados en Cristo y hechos nuevos en Él, puestos como miembros de su cuerpo e iglesia, podemos caer y, de hecho, lamentablemente caemos, en querer de más, aparte de la bendición que ya tenemos completa en Cristo.
Por consiguiente no sería la primera vez que nos aventuramos por las lindes de lo establecido en la Palabra, a ver si de casualidad halláramos el atajo a la perfección en Cristo.
En esta inverosímil y contradictoria acción habremos caído como mínimo una sola vez, todo creyente, aún fuera por ignorancia.
Pero para que esto no suceda, el Señor en Su palabra nos tiene advertido y vuelto a confirmar que no hay nada más que vayamos a necesitar estando en Él:
"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad."
Colosenses 2:8-10
Y amonestación tenemos, si es que no estamos sabiendo valorar la vital importancia de procurar una sólida, rica y perseverante relación con el Padre, sino más bien dejándonos llevar por la arrogante autoestima, pensándonos autosuficientes:
"Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo."
1 Corintios 10:12-15
Porque sí, hermanos, el hecho de desear algo que no se tiene, al márgen de Dios y de sus bendiciones en Cristo, convierte a ese algo en un ídolo, sea lo que fuere.
ACCIÓN:
Y en mi persona puedo notar cómo esta confrontación de la Palabra tira de mi carne hacia afuera, queriendo arrancar ese ánimo quejica y caprichoso que me impide el total disfrute de las bendiciones completas que recibo en Cristo y de mi gozo en Él.
Reconozco que estas actitudes a corregir son totalmente condenables, y en refuerzo de mi autoexamen, buscando el carácter de Cristo, traigo a la memoria estos últimos consejos:
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo."
2 Pedro 1:3-8
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