BENDICIÓN EN LA EXPANSIÓN, Deuteronomio 33:20-21.
A Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad; Como león reposa, Y arrebata brazo y testa. Escoge lo mejor de la tierra para sí, Porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.
Deuteronomio 33:20-21
REFLEXIÓN:
El primer hijo de Zilpa con Jacob significó una celebración especial para Lea, quien la había entregado al patriarca viendo que ella había dejado de dar hijos. Así que Gad fue su nombre, el cual significa "ventura".
Y su ventura fue tal que le tocó la porción más especial en la repartición del territorio, aquella en la que se asentaba el monte de Nebo, donde reposó Moisés de sus años de vida sobre la tierra.
La perspicacia y la valentía se hacen presentes en Gad, junto con Rubén y media tribu de Manasés, durante la decisión de quedarse en las tierras conquistadas antes de cruzar el Jordán.
Porque popularmente en la cosmovisión judía quisieron mirar con malos ojos el hecho de que la tribu de Gad se dejara seducir por la tierra de Galaad para precipitarse a tomarla, como si de un hecho codicioso y cobarde se tratara. (Cosa que se solventó cuando los guerreros de Gad se unieron a los demás para batallar el resto de la conquista pasado el Jordán.)
Mas la peligrosidad que conlleva habitar los territorios limítrofes a las poblaciones paganas sólo pueden indicar lo contrario, que es la gallardía y el celo por extenderse más allá de la heredad, en la conquista.
Jacob hizo constar la idiosincrasia bélica de Gad, cuando lo bendijo, diciendo:
"Gad, ejército lo acometerá; Mas él acometerá al fin."
Génesis 49:19
APLICACIÓN:
No hay una bendición mayor que la gracia de Dios salvándonos por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Pero después de ésta somos gratamente bendecidos con la labor de ensanchar el evangelio de la reconciliación mientras hayan corazones por conquistar con la Palabra de Dios.
La visión de expandirse en la iglesia no se trata de un deseo salido del corazón del hombre sino que, siendo el mandamiento por excelencia del Señor Jesucristo dado a sus discípulos, Dios nos lo ha implantado en nuestros corazones formando parte del carácter de Cristo y de la voluntad de Dios en el Espíritu Santo, morando en cada uno de sus miembros.
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."
Marcos 16:15
La bendición de la expansión del evangelio se hace palpable a los sentidos cuando se evidencia la mano de Dios sobre toda circunstancia adversa que lejos de impedir la labor, paradójicamente acaba ayudando a una mayor propagación del mensaje de salvación.
Esto lo vemos reflejado en Jerusalén en tiempos inmediatos al Pentecostés del aposento alto, que habiéndose convertido muchos reconociendo a Jesús como Señor y Salvador, aún se mostraban celosos de este perfecto regalo de la vida en Cristo y no tenían pensamiento de compartirlo fuera de su cultura y nación.
Pero hubo un acontecimiento que propició que todos se dispersaran, quedando solamente los apóstoles en Judea. Esto marcó un antes y un después, el punto de inflexión que los sacó de su zona de confort:
"Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo."
"Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio."
"Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió."
"Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles."
(Hechos 6:8, 10-12 ,7:57-60 y 8:1.)
Pareciendo que esta disolución del centro neurálgico de la iglesia hubiera resultado en un final del cristianismo, lo que sucedió fue totalmente lo contrario. Siendo que se empezaría a dar cumplimiento a las palabras de Jesús, cuando dijo: "Me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra", cuando aún los apóstoles no tenían ni idea de la magnitud de su cometido:
"Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio."
Hechos 8:4
Aparte de la bendición de ensanchamiento del evangelio por todo el mundo, las palabras de Moisés a Gad se van a ver aplicables también a la iglesia, en el sentido en que se encuentra viviendo rodeada de tierra hostil, la cual se opone al mensaje de reconciliación de Dios para con el hombre, hasta el punto de buscar arremeter directamente contra la integridad y la vida de cada siervo de Cristo.
Advertencia tenemos en Pablo, por si hubiera alguno a quien le pueda pillar de sorpresa:
"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;"
2 Timoteo 3:12
Pero, gracias a Dios, hemos sido dotados de valentía y poder en el Espíritu Santo, para cuando estas persecuciones se evidencien en mayor o menor medida, sea superior la gallardía y el temple para contrarrestar y vencer la ofensiva.
"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios,"
2 Timoteo 1:7-8
ACCIÓN:
Ha llegado el día de dejar de ver la labor evangelística desde la perspectiva de la peligrosidad que conlleva adentrarse a tierra hostil para empezar a visualizar las bendiciones que vienen tras la conquista.
Y si el poder de Dios pudo transformar al mayor perseguidor de la primera iglesia, el cual era Saulo, y para que a través de él, ahora llamado Pablo, muchas almas llegaran al conocimiento el evangelio, como apóstol a los gentiles, el mismo poder es el que me protege con tal de que Su propósito en mí sea llevado a cabo.
Mi reflexión se cierra hoy con el texto emblema de la obra evangelística.
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; (...)"
Romanos 1:16
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