lunes, 18 de octubre de 2021

BENDICIÓN EN CONSECUENCIA, Deut. 33:6


BENDICIÓN EN CONSECUENCIA, Deuteronomio 33:6 

Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones.
Deuteronomio 33:6 

REFLEXIÓN: 

Rubén, primogénito de Israel, va a ser la primera tribu en ser bendecida por Moisés en su despedida. 

Aunque es la primera de las bendiciones, sobre el mensaje se podría decir que es un texto ideal para un telegrama: corto, concreto y sin florituras. 

Pudiera deberse a que, en señal de respeto a Jacob, el patriarca de los doce, se entendiera que Rubén se hizo con más que lo que le pertenecía en heredad aún con su padre en vida, y es que se dió el derecho de beneficiarse de la intimidad de Bilha, la concubina de su padre: 

"Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel. (...)"
Génesis 35:22 

Por este motivo Jacob desestimó bendecirlo en su lecho de muerte, con la heredad que le debía pertenecer por su primogenitura. 

"Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza, y el principio de mi vigor; Principal en dignidad, principal en poder. Impetuoso como las aguas, no serás el principal, Por cuanto subiste al lecho de tu padre; Entonces te envileciste, subiendo a mi estrado."
Génesis 49:3-4 

No sabemos qué motivó a Rubén a dejarse llevar con Bilha, si fue por estratagema para beneficiar a su madre Lea delante de Israel o si verdaderamente codició el lecho de su padre, el caso es que este hecho supuso una tal humillación a Jacob que dió por más que satisfecha toda la heredad para con su primogénito. 

Así que para que el resto de la tribu no se fuera a envilecer como lo hizo su patriarca, esta escueta bendición los dejará recordando cuál es la consecuencia de codiciar y tomar lo que a uno no le pertenece, ni mucho menos pasando por encima de quien le es cabeza. 

APLICACIÓN: 

Hace mucho, mucho tiempo, hubo uno que quiso hacerse un trono a la altura de Dios y hacerse semejante a Él. Entonces empezó a trabajar en lo oculto de los chismes, proliferando de boca en boca una conspiración celestial. Una tercera parte de los seres celestes se vió atraída por las tretas engañosas de éste. 

Lucero se llamaba el que ahora conocemos por Satanás. Y como no consiguió llevar a cabo su plan celestial, sino más bien fué expulsado de la presencia de Dios junto con todos sus aliados, fijó su objetivo en el trono que Dios puso a Adán para enseñorear sobre la tierra. 

Objetivo que si consiguió cumplir cuando Adán sucumbió al fruto de la ciencia del bien y del mal, pecando en desobediencia a Dios y cediendo así, a Satanás, el señorío terrenal.. 

Él mismo lo dice delante del Señor Jesucristo mientras lo tentaba en el desierto: 

"Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás."
Lucas 4:5-8 

Jesús no le corrigió cuando Satanás dijo "porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy", porque, por el momento, el que está en dominio de este mundo es él, hasta que el Señor vuelva a sentarse en Su trono y el adversario sea lanzado al lago de fuego junto con todos sus demonios y también, la muerte. 

El primer caso humano en este sentido fué Eva, (aunque aún no había recibido su nombre, sino que por varona era conocida), quien codició la idea de ser como Dios y no tener que depender de Él. 

Su hijo Caín codició también lo que no era suyo, en su caso, el beneplácito de Dios dado a Abel... Esa codicia lo acabó dominando hasta que acabó matando a su hermano. 

Observamos pues cuán grave es codiciar, que nos puede llevar al adulterio, a la usurpación y a los homicidios, encaminándonos a la condena eterna. 

Tenemos buen consejo de Pablo, en la primera carta a Timoteo, para prevenir que ma codicia tome espacio en nuestros pensamientos y nos lleve a hacer lo que no debemos, de manera que dejemos de recibir aquella recompensa preparada para cada uno de los miembros del cuerpo de Cristo: 

"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto."
1 Timoteo 6:6-8 

ACCIÓN: 

Este es un punto de acción tan escueto como el versículo base de la reflexión de hoy: 

Es cuestión de cambiar la expresión  "quiero, quiero" por la expresión "gracias, gracias"





















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