BENDICIÓN POSTRERA, Deuteronomio 33:26-29.
No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza. El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo,Y dijo: Destruye. E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos destilarán rocío. Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.
Deuteronomio 33:26-29
REFLEXIÓN:
(Sólo hay una manera de ser visto justo delante de Dios, y es vivir en sintonía con Su voluntad. Y como al hombre le es imposible mantenerse justo por sí mismo, Dios muestra Su amor proveyéndole del medio perfecto, habiendo hecho pagar al Hijo toda justicia de antemano, por toda la humanidad.)
La nación de Israel está por establecerse y Moisés culmina sus bendiciones de despedida con un adelanto de acontecimientos que dan paso a la gloria eterna.
Porque antes de esto, Israel se va a ver envuelto en multitud de desplantes que los va a hacer pasar por duras medidas disciplinarias, no gratuítas, sino que por medio de ellas va a verse salvaguardada su identidad y asegurado su sino, según Dios ha dispuesto para Su reino.
Una vida plena en gozo y provisión de bondades está asegurada para quienes van a perseverar en búsqueda del favor de Dios mediante la obediencia. Porque ya lo dice la Palabra en los Salmos: "El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente", Dios es el abrigo de Israel, pero para que éste se vea cubierto por Sus bondades, se deberá someter a Su voluntad, conformándose según los limítrofes del amparo Divino, donde los brazos del Omnipotente son la salvaguarda perfecta.
Va a ser pues, Israel, la única nación que, desde su inicio y hasta el final de los tiempos en este mundo, va a prevalecer por encima de las demás , no por sí, sino en una clara evidencia del favor de Dios, que le otorga victoria contra todo pronóstico humano.
Dios ha decretado un fin de victoria para el hombre por medio de Su Hijo. Porque la voluntad de Dios no puede ser frustrada ni sus planes destruídos, ya que es el Soberano Dios, Creador de todas las cosas.
Y aunque Adán cayó causando graves estragos al resto de la creación, en concreto, a toda la humanidad, Dios trazó un plan en el que el hombre se beneficia de una justificación y un premio inmerecidos, que demuestran el inconmensurable amor y la misericordia del Creador hacia el hombre.
Será a través de Israel que nacerá el Mesías, por quien va a trascender la redención y la victoria del judió a toda la humanidad.
Porque Dios no ha provisto de una salvación exclusiva para unos pocos, sino que el "consumado es" de Jesús en la cruz del Calvario abrió la brecha para la reconciliación del hombre de toda raza, nación y lengua que habita sobre la tierra.
Pues así le dijo Jesús a la mujer samaritana: "la salvación viene de los judíos", no por exclusividad sino para el conocimiento de Quien provee de esta salvación por medio de ellos. Es por eso que dice: "Vosotros adoráis lo que no sabéis", pues hasta la fecha el conocimiento contemplativo y experimental del Dios verdadero se encontraba en Israel, mas Jesús se dió a conocer ante Samaria y ante el extranjero.
"Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo."
Juan 4:41-42
Así que ahí estaba la imagen del Dios invisible en la persona de Jesucristo, dando el testimonio que los altos cargos de Israel rechazaron.
Este punto de inflexión marcó un antes y un después en el pacto entre Dios y los hombres y en la forma en que Su gracia se expandería a todas las almas que creyeren en el Señor Jesucristo, independientemente de su nacionalidad, raza o cultura.
¿Y qué sucedió con Israel? ¿La desechó Dios por no haber creído que Jesús era el Mesías prometido? No, Dios sigue teniendo cuidado de Su pueblo, aunque éste se encuentra ajeno, cegado de manera que no consigue entender y aceptar la idea de que su Rey, el Mesías, sea a la vez un cordero sufriente, humilde y pacífico que tuvo por plan el morir por todos los hombres y que después de resucitado subió a la diestra del Padre, desde donde aguarda el día en que volverá, esta vez a regir por sobre las naciones con vara de hierro y allí todos tendrán que reconocer que él es el Rey de reyes y el Señor de Señores.
Y si en tiempos veterotestamentarios se evidenciaba el poder de Dios en el cuidado de Su pueblo, llegado el Cristo en pago con su muerte por nuestros pecados y venciendo a la muerte con su resurrección, se hace innegable el superlativo poder de Dios que ya no solo sostiene, protege y preserva a la nación de Israel, sino también a Su iglesia, repartida por todas las naciones, hasta que Él decida que sea sacada de este mundo.
Pero el adversario no se queda de brazos cruzados, sino al contrario, despliega todo su arsenal para tratar de destruir a ambas.
Esto no sucederá, sino que a Israel aún le queda un descanso por disfrutar aunque esto le implique pasar por la gran tribulación.
APLICACIÓN:
En Cristo somos más que vencedores. Esto no quiere decir que vamos a poder triunfar en todo lo que nos propongamos en nuestros corazones carnales, sino que, habiendo Cristo vencido a la muerte y habiéndonos liberado del yugo del pecado, para todos aquellos que creemos que Jesús es el Señor y lo reconocemos como Salvador en nuestras vidas, nos ha sido dada la victoria eterna, una nueva vida en Cristo que nada ni nadie nos puede quitar.
Pero esto no implica que la iglesia no vaya a sufrir, pues Satanás utilizará cualquier cosa por tratar que se detenga su labor de expandir la Luz de Cristo por el mundo.
El Señor alentó a sus discípulos con las siguientes palabras, justo antes de ser detenido para cumplir con su obra redentora:
"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo."
Juan 16:33
ACCIÓN:
Ser cristiano nos hace libres del pecado y nos ofrece acceso directo a la vida eterna en la gloriosa presencia de Dios.
Ese detalle y la labor evangelística que nos incumbe son razones más que suficientes para que en este mundo vayamos a sufrir problemas de índole físico, anímico, económico o familiar... o incluso persecuciones y torturas.
En mirada introspectiva me lanzo la siguiente pregunta: ¿Qué tan grande es el problema con respecto al inconmensurable amor de Cristo, quien derramó hasta su última gota de sangre, poniendo su vida por mí, dándome la vida eterna en Él?
Y para cuando me sobrelleve un mayor problema, complicado de soportar, plasmo el siguiente pasaje:
"Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."
2 Corintios 4:16-18
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