viernes, 22 de octubre de 2021

BENDICIÓN DE ABUNDANCIA, Deut. 33:13-17


BENDICIÓN DE ABUNDANCIA, Deuteronomio 33:13-17

A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna, Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos, Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.
Deuteronomio 33:13-17

REFLEXIÓN:

Bendición de abundancia recibe José. Una tierra fértil, de riegos garantizados, de soles que aseguran un fruto maduro y de lunas que hacen aumentar la cosecha.

No en vano Dios lo usó para garantizar la provisión y el crecimiento de Israel, en medio de la hambruna, que llegó a azotar el territorio en tiempos en que en Egipto fue puesto por gobernador y mano derecha de faraón.

Y juntos, uno al lado del otro, como dos astas de un buey o un toro, así se localizarían las bendiciones de los dos hijos de José que Israel tomó para hacerlos formar parte de sus tribus.

(No podía ser más ilustrada esta imagen, tratándose de hombres guerreros y valientes.)

"Efraín al sur, y Manasés al norte, y el mar es su límite; y se encuentra con Aser al norte, y con Isacar al oriente."
Josué 17:10

Conocemos en las Escrituras que Efraín y Manasés se encontraban entre los valientes guerreros, favorecidos en victorias durante la conquista.

Algo que contrasta mucho con su laxo criterio a la hora de desechar el pecado, por cuanto no obedecieron la instrucción de Dios tocante a expulsar y destruir por completo a los habitantes paganos y todo lo concerniente a ellos, a su cultura y sus creencias.

"Recibieron, pues, su heredad los hijos de José, Manasés y Efraín."

"Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario."

"Tampoco Efraín arrojó al cananeo que habitaba en Gezer, sino que habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer."

"Mas los hijos de Manasés no pudieron arrojar a los de aquellas ciudades; y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra. Pero cuando los hijos de Israel fueron lo suficientemente fuertes, hicieron tributario al cananeo, mas no lo arrojaron."

"Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra."
(Josué 16: 4 y 10, Jueces 1:29, Josué 17:12-13 y Jueces 1:27).

APLICACIÓN:

¡Qué bendición tan grande!

Una tierra llena de vida en abundancia. Tal y como Moisés bendice a José, así Jesús lo hace realidad en el más amplio de los sentidos que es la vida eterna.

"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."
Juan 10:10

De la desobediencia de Efraín y Manasés, manteniendo el pecado en las tierras heredadas, nos podemos servir para evidenciar la debilidad humana.

En cómo (aplicándolo al sentido espiritual), aún habiendo recibido una nueva vida en Cristo, estamos manteniendo territorios que no queremos entregarle para que sean sometidos al Espíritu Santo.

Sino que los tenemos en nuestro corazón, como pequeños altares de carnalidad, que nos impide un satisfactorio crecimiento en el Señor mediante la llenura del Espíritu. La cual se trata del cada vez mayor sometimiento de nuestra propia voluntad personal a la voluntad de Dios, mediante el Señor Jesucristo.

ACCIÓN:

Meditando en la bendición de abundancia dada a José, a sus hijos Efraín y Manasés, y cómo aún siendo guerreros valientes curtidos en victorias, permitieron que el pecado continuara perpetrándose en medio de sus conquistas...

Me es inevitable transportarme a las siguientes palabras de Santiago:

"¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones."
Santiago 4:4-8

Y es que Dios me ha hecho libre, me ha fortalecido y dado una nueva vida en  victoria sobre el pecado, por medio del Señor Jesucristo, me ofrece vida en abundancia por Su resurrección al tercer día...

Pero aún mantengo altares de carnalidad en mi corazón, esos pequeños o grandes resquicios de voluntad propia de mi humanismo que no estoy sometiendo a Cristo para que sea sacado ese espacio y ocupado por el Espíritu Santo, en la santa y perfecta voluntad de Dios.

La llenura del Espíritu se consigue vaciándose cada vez más de nuestras voluntades carnales.

Me viene a la mente, también, estas palabras de Pablo, las que me pueden ayudar aprovechar y disfrutar al máximo de las abundantes bendiciones que  me ha dado Dios en Cristo Jesús:

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,"
Efesios 5:15-18

Padre Amado, mi Señor y mi Dios Todopoderoso. Te doy las gracias por Tu perfecta palabra, a través de la cual me das a conocer más cómo Eres y cómo obras en nosotros según Tu santa y perfecta voluntad. Gracias, mi Amado Padre celestial, por las abundantes riquezas que me has dado en Cristo, las cuales son la vida eterna y la capacidad de mostrarla al resto del mundo, para que también pueda heredarla.
Te pido perdón por mantener en mi corazón un altar llamado "antiguo yo", y te lo entrego para que me des la victoria sobre éste  para poder derribarlo por completo, definitivamente y sin dejar rastro alguno, para que todo mi ser sea una tierra totalmente gobernada por el Espíritu Santo y se pueda visualizar en mi diario vivir el perfecto amor y carácter de Cristo.
En el nombre de Jesús, y para tu gloria y honra eterna, amén. 













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