miércoles, 13 de octubre de 2021

AFIRMANDO LA BASE, Deut. 31:7-8


AFIRMANDO LA BASE, Deuteronomio 31: 7-8. 

Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.
Deuteronomio 31:7-8 

REFLEXIÓN: 

Las palabras de Moisés caen como losas afirmando la base donde Josué ha de asentar el pie, a su paso hacia la heredad. 

No es fácil, y de entre lo difícil, es lo más complicado, llevar a toda la nación hacia lo desconocido, río de por medio, y conociendo que la tierra que van a poseer se encuentra ocupada. 

Pero Dios ha dado Su palabra, y en ella se encuentra Josué al cargo de la sucesión de Moisés ante una promesa de heredad avalada por Su soberanía, la cual nadie puede hacer frente. 

Esfuerzo y ánimo son dos bastones imprescindibles para andar asegurado en la ruta y para concluir con éxito el recorrido en la no fácil misión que se le ha encomendado. 

Bastones que le evitarán caer en los tropezaderos y los lodazales del temor y la intimidación en el momento en que se tope con el adversario de cara, tratando de amedrentarlo en su aparente superioridad. 

Pero Dios, que es el Creador de todas las cosas, es insuperable y no requiere de un pueblo altamente fortificado para darle  victoria, sino ya la ha dispuesto Él de antemano. 

Fiel es el que promete, verdadera Su palabra. Y el punto de inflexión se llama Josué, el que marcará el cambio del estado de toda una nación que desde Abraham transitó sin sitio fijo para establecerse en la tierra que por Dios les pertenece. 

APLICACIÓN: 

Dios estableció un plan trazado desde antes de la fundación del mundo, el cual se ha ido cumpliendo y se cumplirá en el día en que ha decretado que esto acontezca. 

Por el momento, en una prueba de Su inconmensurable amor para con el hombre, nos ha provisto de la victoria sobre el pecado y la muerte, por medio del Hijo, el Señor Jesucristo, por Su obra redentora en la cruz del Calvario y por Su resurrección al tercer día. Quien, ascendiendo a los cielos y estando a la diestra del Padre, aguarda el día en que ha de volver para finiquitar para siempre toda la maldad, desde Satanás hasta el más mínimo de sus siervos, y desde la gran rebelión celestial hasta el más pequeño pensamiento escondido en la mente humana. 

Esta es una victoria satisfecha, decretada y asegurada en Cristo, la cual a Dios le ha placido poner en las manos de Su iglesia, para la propagación de la misma por medio del evangelio de Jesucristo, para la salvación de las almas. 

Pero no va a ser un camino fácil mientras la acción del maligno aún se esté dando sobre la tierra. Porque el objetivo de Satanás no es librarse de la condenación, ya que el sabe que su sentencia es firme, ni frustrar el plan de Dios, ya que conoce que Él es Omnipotente. Sino privar al hombre de la oportunidad de salvar su alma, arrastrándole consigo al castigo eterno. 

Y para ello le es necesario apocar al máximo la acción del evangelio. Por tanto atacará a su heraldo, que es la iglesia, intentando amedrentarla buscando una aparente superioridad y poniendo toda clase de tropiezos en el camino. 

Pero ya no es Moisés enlosando la firmeza de los pasos de Josué, sino la misma Roca que es Cristo, afirmando la base. 

Y con sus propias palabras alienta a sus discípulos, justo antes del momento en que va a ser llevado a la cruz, donde clavará con él la acción del pecado y de la muerte que se posaba sobre la humanidad. 

"He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo."
Juan 16:32-33 

El Señor les habla de la aflicción que van a encontrar en el mundo,esta es la que proviene de Satanás procurando una iglesia estéril, y asimismo les concluye "confiad", confirmando "yo he vencido al mundo". 

Y continúa Dios en Su palabra alentando a la iglesia: 

"Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió."
Hebreos 10:23 

Por la fe hemos nacido en victoria, por gracia de Dios, en Cristo Jesús. Esta fe es la que nos ha de mantener en la realidad, la cual es la victoria, que nos ha sido dada de antemano. Fiel es el que promete. 

ACCIÓN: 

En Cristo he de saber que mi día a día empieza en victoria y concluye en victoria, y así hasta el día en que me encuentre ante Su presencia. 

Por lo tanto no me queda más que desechar mis inseguridades, desestimar la acción de las adversidades y afirmarme en la Roca. 

Cierto es que me queda aún mucho por aprender, pero sé que el Señor me perfecciona en cada paso. 

Hoy es día de andar con paso firme, en conquista del premio que Dios ya ha preparado de antemano y anunciar la vida en Cristo sin temor al adversario. 

Y recordando esta cita en Efesios: 

"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."
Efesios 2:10 

Me reafirmo en la victoria. 

Gracias, Señor, Dios Todopoderoso y Padre Amado, por Tu inconmensurable amor, por darme vida en Cristo a pesar de mis maldades y por hacerme victoriosa en Él aún antes de iniciar un sólo paso. Amado Padre, mi corazón se entristece por tantas veces que me he amedrentado a causa de la más mínima adversidad, entorpeciendo mi caminar y desalentándome en mi cobardía. Te pido perdón por mi falta de fe y además te pido que la aumentes. Me sea aportada también la sabiduría necesaria para sobrellevar la labor del evangelio según la obra que has dispuesto para que yo la cumpla. Tuyo es el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén. 











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