GRANDES MARAVILLAS, Deut. 29:2-6

GRANDES MARAVILLAS, Deuteronomio 29:2-6. 

Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra, las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.

Deuteronomio 29:2-6 

REFLEXIÓN: 

Las grandes maravillas de Dios para con Su pueblo son recordadas de nuevo por Moisés, quien vuelve a adentrarlos a sus tiempos de esclavitud en Egipto, llevándolos por toda aquella experiencia que vivieron los padres de los que ahora escuchan. 

Cuarenta años vagando en el desierto, donde contrasta la rebeldía del pueblo con la mano cuidadosa de Dios manteniéndole vestido, calzado y alimentado. Un claro milagro de Dios, pues jamás hubiera sido  posible por mérito propio en las duras  condiciones del árido desierto. 

Moisés les lleva la mirada al Único Dios verdadero, Omnipotente, Proveedor y Misericordioso para con el hombre. Para que lo tengan siempre presente aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y  tenerlo por Dios. 

Sabemos, los que hemos seguido la lectura Biblica durante el transcurso del Antiguo Testamento, que al pueblo le faltó tiempo para olvidar. Siendo que, pasado el Jordán y tras la muerte de Josué,no hubo quien tomara el mando conforme a la ley que años atrás escucharon por boca de Moisés y dieron amén entre Ebal y Gerizim. 

Cuando uno olvida su origen y su Dios está perdiendo su identidad, y a lo largo de la historia vemos que Israel se ha mantenido no por sí mismo, pues de ser así, se habrían perdido antes de cruzar el río, sino por pura misericordia y soberanía de Dios, a quien le ha placido guardarlos, mantenerlos y cuidarlos a pesar de sus desplantes, para dar con ellos el cumplimiento de Su Plan Eterno y de Su Palabra la cual es Fiel y Verdadera. 

Todo hombre de Dios ha guardado fidedignamente la palabra de Dios y Sus obras en su diario vivir, en su mente y en su corazón. 

Y así vemos al rey David, como proclamó todas las maravillas de Dios cuando trajo el arca del pacto de vuelta a Jerusalén. 

"Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas." 

"Haced memoria de las maravillas que ha hecho,De sus prodigios, y de los juicios de su boca, Oh vosotros, hijos de Israel su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos." 

"El hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones;" 

"Cantad a Jehová toda la tierra,Proclamad de día en día su salvación. Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas."

1 Crónicas 16:8-9, 12-13, 15 y 23-24. 

Alentando a todos a recordar, no sin motivo o sin razón. Sino con el propósito más importante, que es el de glorificar al Rey de reyes, dando a conocer por los pueblos al Único Dios vivo y verdadero. 

"Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos. Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada."

1 Crónicas 16:25-27 

APLICACIÓN: 

Bueno es hacer memoria de las grandes maravillas que ha hecho Dios para con nosotros y para con toda la humanidad, dándonos a Su Unigénito Hijo como pago por nuestros pecados, pagando con su vida en la cruz del calvario y, resucitando al tercer día, abriendonos el acceso directo a la vida eterna en Él. 

No solamente por el mero hecho de recordarlo, sino para vivirlo y proclamarlo a los cuatro vientos, de manera que la bendición del evangelio de Jesucristo se extienda, conforme al designio de la iglesia como portadora de la luz de Cristo al mundo. 

Y en este punto, Pablo nos hace una serie de preguntas a modo de reflexión introspectiva en examen de cuán fieles estamos siendo proclamando el nombre del Señor: 

"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."

Romanos 10:14-17 

ACCIÓN: 

La obra evangelística no es exclusiva de unos pocos en la iglesia, sino que cada uno de nosotros una vez hechos nueva criatura en Cristo, recibimos el privilegio de ser portadores de Su luz al mundo para que otros puedan ser salvos a través de nuestro testimonio de vida en Él. 

No a todos se nos da igual de bien expresarnos oralmente, o por escrito o en un medio que otro. Pero lo bueno es que en la actualidad existe un muy amplio abanico de herramientas para la propagación del evangelio, que van desde el tratado hasta la difusión digital y en diferentes formatos. 

Recordemos que el mejor testimonio no se da con palabras sino con un estilo de vida acorde a Cristo. 

Pablo dijo a los Corintios que los creyentes somos cartas de Cristo, escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo, y leída por todos los hombres. (Esto lo podemos leer en 2 Corintios 3:2-3). 

Hoy cierro mi reflexión con la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que lee el mundo cuando me mira? Procuraré que lea a Cristo.