SABIAMENTE EXIMIDOS, Deuteronomio 20:5-9
Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejército tomarán el mando a la cabeza del pueblo.
Deuteronomio 20:5-9
REFLEXIÓN:
(En tiempos de guerra no hay varón que se salve de presentarse a filas. Y si la guerra se endurece, la edad de reclutamiento se va rebajando... Para ellos todo se detiene, solo les queda batallar deseando volver con vida.)
Estas son las instrucciones de Dios para con Su pueblo, en el momento en que tengan que librar batalla:
De los presentados, se medirán los corazones según el interés y la necesidad de preservación y crecimiento del pueblo.
Vemos la sabia estrategia de eximir a los que reúnan una de estas cuatro excusas:
- El que edificó su casa y aún no la ha estrenado.
- El que plantó una viña y aún no ha probado fruto.
- El desposado que no llegó a casarse.
- Y por último, el cobarde superlativo, que no se dejó sus miedos en casa.
Pues la sabia estrategia tiene dos y hasta tres propósitos, siendo el primero, el de evidenciar que la victoria del pueblo de Dios no se mide por la cantidad de sus efectivos, sino por Quien les da la victoria sea como fuere el adversario.
La segunda intención es más bien práctica, que es la de mantener el ritmo vital en sus ciudades, favoreciendo una continua productividad, crecimiento demográfico y economía.
El tercer propósito es el de procurar un mínimo de población masculina en el poblado por si se diera el caso de emboscada enemiga. De este modo, los varones que se volvieron a sus casas podrán proteger a mujeres, ancianos y niños, en ausencia de los guerreros en batalla.
El cobarde siempre será más productivo en un ambiente tranquilo que en uno hostil, y muy útil a la hora de proveer de lugares de refugio y escondites a los más vulnerables en caso de ataque sorpresivo del enemigo. Así que hasta él juega un papel importante, si no se avergüenza en acojerse a la cuarta excusa delante de los demás.
Este mismo principio hizo Dios aplicar a Gedeón durante el reclutamiento contra los Madianitas.
Aún seguían siendo muchos a ojos de Dios, y de nuevo tomó parte con una selección que aseguraría una considerable reducción de efectivos de diezmil a unos irrisorios trescientos varones, que provocarían risa a cualquier ejército rival...
"Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado."
"Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar."
Jueces 7:2 y 7
APLICACIÓN:
(Como indica el Proverbio 21:31 , "El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria." )
Dios es Omnipotente, por lo que nada ni nadie puede hacerle frente ni frustrar en lo más mínimo Sus planes.
Él trazó un plan de salvación, para rescatar al hombre de las tinieblas del pecado y traerlo de nuevo a Su luz admirable. Una vez hechos nuevos en Cristo mediante la fe, Él nos constituye suyos y desde ese mismo momento ya no somos dueños de nosotros mismos sino que en calidad de miembros de un mismo cuerpo, y Cristo por cabeza, Él es quien gobierna.
Victoriosos de nacimiento, pues no solamente es el Todopoderoso el que encabeza nuestra batalla, sino que tiene por conclusión el triunfo, por la obra redentora de la cruz del Calvario, y por la
resurrección del Señor Jesucristo al tercer día.
ACCIÓN:
Aunque muchos podríamos acojernos a la cuarta excusa que nos eximiera de librar batalla, Dios hace de nosotros, en Cristo, el motivo que da lugar a las otras tres primeras. Habiendo sido constituítos morada del Espíritu Santo, obreros de la viña del Señor y desposados con Él, en calidad de la esposa del Cordero.
Suficiente motivo para exhalar con alivio antes las adversidades cotidianas, las cuales reconozco que por mi dejadez y cobardía, dejo que en más de una ocasión trastoquen mi fe y me hagan tambalear de tanto en cuando.
Pero Dios, que tanto me conoce, con todo Su amor y paciencia, me dice:
"En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo."
Juan 16:33b
No hay comentarios:
Publicar un comentario