viernes, 24 de septiembre de 2021

ECOS, Deut. 27:12-13.


ECOS , Deuteronomio 27:12-13

Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.
Deuteronomio 27:12-13

REFLEXIÓN:

(En los terrenos montañosos, los cerros son una grada excepcional de lo que acontece al otro lado, asimismo el valle se viste de ecos.)

Bendición y maldición, un mensaje dado a viva voz de forma clara y con un amén del pueblo en cada dicho, como acuse de recibo.

Doce tribus equitativamente repartidas, las que se encuentran en Gerizim bendecirán al pueblo, pero las que se encuentran en Ebal irán nombrando una a una las maldiciones, y estas serán atendidas y confirmadas por los oyentes.

El monte desde donde se pronunciarán las maldiciones es aquel donde Dios ha instruído a Josué a levantar el altar de piedra encalada, desde donde se ofrecerán los sacrificios.

Según se dice, en la cosmovisión judía el norte y el sur tienen cada uno una connotación negativa y positiva, respectivamente hablando. Entendiéndose que el punto donde se origina el mal es el norte y el de donde se origina el bien es el sur.

Ebal situado más al norte mira hacia el sur donde está Gerizim, y más allá del horizonte, Jerusalén, la ciudad de la paz.

Quizá por este motivo es que entendieran el bien y el mal desde estos puntos cardinales, aunque ideal les sería centrarse en el mensaje.

Y el que profiere las maldiciones, se levanta con un altar de piedra en sacrificio mirando hacia el sur, lugar de bendición.

APLICACIÓN:

Igual que Dios mandó vestir con Su palabra la tierra que recién iba a habitar Su pueblo, así es la instrucción en la expansión del evangelio para con Su iglesia.

Pues una única labor se le ha asignado en este mundo y ésta es la de propagar el mensaje de salvación por medio de Cristo.

De no ser así no habría sentido de permanecer un minuto más en nuestro cuerpo de carne tan pronto hubiéramos experimentado el nuevo nacimiento, sino más bien seríamos llevados  con el Padre al justo momento de haber adquirido la redención.

Pero a Dios le ha placido que la labor de alumbrar al mundo con la luz de Cristo se haga por medio de la iglesia, puesta por candelero y testimonio para salvación de quien la vea, pudiendo llegar a Cristo a través de su obra evangelística.

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna."
1 Timoteo 1:15-16

En estas palabras, Pablo muestra el propósito que Dios tiene con él y con todo redimido en Cristo. Primeramente despliega el evangelio de salvación en una sola frase, mientras que seguidamente muestra el por qué y para qué es su sino desde el momento de su conversión.

Igualmente ya lo adelantó el Señor a los apóstoles momentos antes de Su ascensión a la diestra del Padre, conforme les sucedería con la llegada del Espíritu Santo a sus vidas, el maravilloso acontecimiento que dio lugar al nacimiento de la iglesia:

"pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
Hechos 1:8

Este anuncio denota el propósito existencial de la iglesia en el mundo, servir de testimonios de Cristo a los incrédulos para que viéndonos, lo vean a Él y oyéndonos reciban el anuncio de la reconciliación con Dios por medio de Su perfecta obra redentora consumada en la cruz del Calvario.

Estamos pues, como iglesia, encomendados a que los ecos de la luz de Cristo se extiendan por toda la tierra. Hasta hace relativamente poco en la historia, esta labor ocupaba mucho esfuerzo, tiempo y sacrificios personales, pero hoy día es posible llegar al continente más lejano mediante la difusión evangelística vía internet. Así que no tenemos excusa, y menos si echamos la vista a las misiones del apóstol Pablo, quien dice de sí:

"Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán."
Romanos 15:18-21

ACCIÓN:

Habiendo leído y meditado, no me queda más que preguntarme si estoy obedeciendo al propósito que Dios ha puesto en mí, y en qué medida estoy usando los medios y las capacitaciones, que Dios pone a mi alcance, para que lo lleve a cabo.

Cierro con estas palabras del Señor Jesucristo:

"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."
Mateo 5:13-16











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