MALDITA TIRANÍA, Deuteronomio 27:19.
Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Deuteronomio 27:19
REFLEXIÓN:
(Hay algo más feo que privar a un extranjero de sus derechos legales, y es cuando el tirano fué también un extranjero.)
La perversión del derecho, esa obra tirana del déspota que sabe que el más vulnerable no va a venir a reclamar lo que le pertenece por justicia. Rebaja pues, sus derechos o hasta los anula..."Búsquese la vida", pensará. Una vida amparada por ley, por el derecho que el tirano le está negando.
Cuando el mismo Dios Omnipotente se adueña del extranjero, apadrina al huérfano y ampara a la viuda, no puede haber hombre que, haciendo lo contrario, vaya a salir agraciado por el beneplácito de Dios.
¿Y cuál es la justicia para con la viuda, el huérfano y el extranjero, para no torcerla desamparándoles de ella?
Dios dice esto de Sí mismo, en el sentido de como se obra Su justicia hacia los desprovistos de representación que habitan en medio del pueblo.
Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.
Deuteronomio 10:17-18
Asegurándoles unos derechos legales, alimento y vestido.
Vemos también cómo, en ordenanzas anteriores a esta maldición, ya el Señor les da una serie de instrucciones de cómo garantizar un sustento básico a los más desfavorecidos:
"No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto. Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto."
Deuteronomio 24:17-22
Y poniendo la mira concreta en el extranjero, la Palabra de Dios dictamina:
"Cuando el extranjero morare con vosotros en vuestra tierra, no le oprimiréis. Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios."
Levítico 19:33-34
En la historia veterotestamentaria vemos unos cuantos ejemplos de viudas, huérfanos o extranjeros relacionados con el pueblo de Dios.
Hubo una mujer en especial que reúne dos de estas tres características, aunque la tercera podría aplicársele también, en lo afectivo, al encontrarse lejos de su familia.
Su nombre era Rut, la viuda y extranjera por excelencia, que aparece entre los nombres que configuran la línea genealógica del Señor Jesucristo.
¿Qué habría sucedido si Booz no hubiera amparado a esta extranjera que rondaba espigando en sus campos?
También es cierto que la existencia de Booz no habría sido posible si anteriormente no hubieran adoptado a Rahab entre los suyos, habiendo sido ella una ramera habitante de la destruída ciudad de Jericó.
Cabe decir que la hospitalidad hacia los extranjeros y la caridad hacia las viudas y los huérfanos, no eran el punto fuerte de los Israelitas. Sino que, conociendo Dios cómo es el corazón del hombre, proveyó el mandamiento con su respectiva maldición a la tiranía contra el desamparado.
En la actualidad la mayoría de gobiernos, en mayor o menor medida, suele amparar a viudas, huérfanos y extranjeros con ayudas sociales o con la provisión de un sustento básico. Pero eso no ocurría en tiempos de Jesús, por lo que la sostenibilidad de este colectivo dependía del carácter compasivo de los demás.
Cuando una mujer enviudaba, sus hijos debían tomar el cargo que ostentaba su padre como proveedor del sustento necesario, aportando el salario conseguido con su trabajo.
La situación se agravaba para la viuda que no tenía hijos o éstos también hubieren fallecido.
Esto le sucedió a una viuda en Naín, que habiendo enviudado, se le murió también su único hijo. Pero pasando Jesús y encontrándose con el cortejo fúnebre, se compadeció de ella y le devolvió la vida al hijo. (Lo podemos leer en Lucas 7:11-15).
También atacó duramente la tiranía de los escribas y de los fariseos que, en lugar de sostener a las viudas, las engañaban sacándoles lo poco que tenían, a base de artimañas justificando el abuso.
"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación."
Mateo 23:14
APLICACIÓN:
Hubo un hombre, el primero de toda la creación el cual fue llamado Adán que habitada en la presencia de Dios, en un precioso huerto plantado por el mismísimo Creador. Un día este hombre desobedeció a Dios y fué expulsado de Su presencia. A partir de ese momento toda la humanidad pasó de ser hija de Dios y habitante de Su gloria, a ser huérfana y extranjera desprovista de heredad.
Pero Dios nos proveyó de rescate enviando a Su Hijo, pagando en nuestro lugar con su vida, redimiéndonos y adoptándonos de nuevo en la familia de Dios.
Como Pablo anuncia a los creyentes en Éfeso:
"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,"
Efesios 2:19
Asimismo es el mundo que no conoce a Cristo, como una viuda que no encuentra quien la redima y como un huérfano que no tiene Padre. Pues tan grande es el amor de Dios al mundo, que envió a Su Hijo para que todo aquél que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Y así manda también el Señor a Su iglesia, que haga uso del amor de Cristo para con viudas, huérfanos y los desechados de la sociedad.
ACCIÓN:
Leído y meditado, quiero ejercitarme en el amor de Dios recordando en cada viuda, en cada huérfano y extranjero, cuál era mi estado de vulnerabilidad ante la muerte, hasta que me rescató Cristo y me liberó, me amparó, me proveyó, y me ha desposado con el Señor, juntamente con Su iglesia.
Jesús pagó su vida por nosotros, muriendo en nuestro lugar y satisfaciendo así toda justicia delante del Padre. Y el Señor lo único que me pide es que muestre Su inconmensurable amor al mundo.
Te animo a que participes de mi pregunta introspectiva: ¿Qué es lo que yo le estoy mostrando al mundo, amor o prejuicio?
Ultimo mi reflexión con esta tajante observación de Santiago:
"La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo."
Santiago 1:27
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