PIEDRAS ENCALADAS, Deuteronomio 27:2-8.
Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal; y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho. Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal; y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro. De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios; y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios. Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.
Deuteronomio 27:2-8
REFLEXIÓN:
(Para que conste que todo lo que hace el hombre es perecedero, no hay mejor que un pintado en lugar de un grabado por mano de hombre, sobre las piedras que son creación de Dios.)
Porque solamente pudiera pasar que, de tanto tiempo dedicándose a esculpir la roca, le tomara cariño y comenzara a idolatrarla, igual que hizo mientras anduvo esclavo en Egipto.
Pintadas pues, pero no de aquella manera, sino bajo unas concretas instrucciones de exclusividad Divina. Ya que el hombre tenía costumbre de esculpir roca para plasmar ahí sus ídolos y todo lo que se les pasara por la cabeza, o para admirar y exaltarse a sí mismo. De piedras vírgenes iba a constar el altar que levantara Josué una vez poseída la tierra que Dios les prometió por heredad.
Tenemos que reconocer que el ser humano tiene la capacidad de tomar un elemento perfectamente diseñado por Dios y destrozarlo haciendo lo que, a su parecer, es mejor que lo encontrado en la materia prima.
Porque nada de lo que hay en esta tierra permanecerá en pie, sino la obra de Dios, el Perfecto Diseñador y Creador de todo lo bueno.
Y como que la ley prescrita al pueblo ha de ser más que obedecida, vivida y hecha parte de su continuo meditar, no se plasmará de cualquier manera sobre las piedras del altar. Sino con letras muy claramente escritas, para que no le quede la excusa del "yo no lo sabía", al trangresor de la ley.
Claro, esta ley enviada a Israel con todos sus mandatos y preceptos tenía un propósito y una finalidad, que son la santificación del pueblo y su preparación para la llegada del Mesías, a quien apuntan cada una de sus letras.
Así que el encalado, aparte de facilitar la visibilidad de la ley escrita en cada piedra y mostrar el color de la pureza, va a ser un método de decoración temporal. Así como efímera es la memoria del hombre cuando se trata de hacer el bien y perecedero este pacto, cuando se dé el cumplimiento del mismo en la persona de Jesucristo.
Y el autor de la carta a los Hebreos nos muestra de esta manera, el carácter transitorio de este pacto:
"Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer."
Hebreos 8:8-13
La ley de Dios es una delicia para todo aquél que anhela hacer Su voluntad y andar en ella.
Este anhelo no es original del hombre, sino que habiéndolo perdido tras el pecado de Adán, vino el Señor Jesucristo como propiciatorio de la salvación y una nueva vida en Él, estableciéndonos como moradas del Espíritu Santo, que es quien pone en nosotros este deseo de cumplir con la voluntad del Padre.
Y como el Señor es perfecto, todo lo imperfecto de aquel que lleva Su nombre va desapareciendo, hasta que solamente quede en él la perfecta y clara imagen de Cristo.
Todos aquellos que creemos que Jesús es el Señor y lo aceptamos como Salvador, somos hechos nuevas criaturas en Él y justificados delante de Dios; Por cuanto la perfecta vida de Cristo es puesta en el lugar de la nuestra, bienaventurados somos.
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará."
Salmos 1:1-3
APLICACIÓN:
La palabra de Dios nos revela Su carácter y Su voluntad, y a Él le ha placido que esté al alcance de todos los hombres, para que le podamos conocer y acercarnos a Él por medio del Señor Jesucristo, quien es presentado en toda Su palabra, de principio a fin.
Aún así existen corazones embotados de orgullo que no consiguen verlo, pues la palabra de Dios es una espada de doble filo, e igual que descubre a Cristo a todo aquel que la lee, para la salvación de su alma, también endurece a aquel que se acerca a ella con otra intención.
Así de endurecidos andaban los fariseos que, conociendo al dedillo las Escrituras, no eran capaces de reconocer a Dios teniéndolo delante de sus narices, en la persona de Jesucristo, y les tuvo que decir:
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida."
Juan 5:39-40
Porque la palabra de Dios es perfecta y convierte el alma, pero para ello hay que vivirla, no dejarla plasmada en una roca encalada y dejar que de ahí sea el tiempo el que se ocupe de borrarla.
Porque si el pueblo, tras Josué, se hubiera mantenido en la ley, aún se verían sobre Ebal aquellas piedras encaladas, blancas resplandecientes escritas tan claramente con la perfecta ley que exhala a Cristo por todos sus costados.
Pero ellos las dejaron envejecer, y nadie vino a suceder a Josué, a quien se le ocurriera, por lo menos, mantenerles el mensaje.
ACCIÓN:
¿Qué valor tiene la palabra de Dios en mi vida? ¿La mantengo en mi diario vivir, o estoy dejando que el tiempo borre de mi memoria todo lo que el Señor me dice por medio de ella? ¿Cuál es mi intención con respecto la voluntad del Padre?
Cierro mi reflexión con el siguiente pasaje:
"Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace."
Santiago 1:22-25
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