PERSONAL E INTRANSFERIBLE, Deuteronomio 24:16
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.
Deuteronomio 24:16
REFLEXIÓN:
(Es muy fácil estirar el dedo índice, con el resto del puño cerrado, y mientras tanto el brazo va haciendo ascender la mano en dirección de un culpable, dejar que la lengua vaya profiriendo el típico: "la culpa es suya".)
Sí, Adán pecó, y sí, Eva también lo hizo. Pero ambos pretendieron "escurrir el bulto", siendo que Adán señaló a Eva y ésta hizo lo propio con la serpiente.
Lamentablemente no se zafaron de la consecuencia del pecado y, a raíz del susodicho, la maldición de la muerte se ha cernido por toda la creación, generación tras generación.
Así, generación tras generación, se pasan también las costumbres cotidianas, sean buenas o malas. Van conformando una forma de vida en la descendencia que influirá, en mayor o menor grado, en su relación con el Todopoderoso.
"(...) porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos."
Éxodo 20:5b-6
Ahora bien, aunque con respecto al uso de la idolatría, el Señor expresa una maldición, que se va extendiendo de padres a hijos por generaciones, la misma Palabra indica Su acción misericordiosa sobre el descendiente que dejara de practicar lo malo, cortando así con la condenación, causada por la práctica pagana que venía adquiriéndose desde sus ancestros.
Vemos pues que aunque, inevitablamente, toda la creación se ha visto afectada por la consecuencia de un primer pecado, se abre una puerta con la indicación de Dios en Su palabra, diciendo "cada uno morirá por su pecado", y se cierra el paso a la idea de acojerse a pensar "la culpa es de Adán".
Sépase entonces que de Adán fue su culpa y de cada uno es la nuestra propia.
APLICACIÓN:
Desde que tenemos uso de razón, somos dotados de la capacidad de decidir si hacemos lo malo o lo bueno. Podemos decidir ser sinceros, generosos, compasivos, amorosos, productivos, castos... Pero no hay persona humana que no haya pecado, deliveradamente hablando, sabiendo de antemano que el acto que iba a cometer no era bueno. Y ya no contemos todas aquellas transgresiones cometidas por ignorancia, que también cuentan.
Porque la ignorancia deja de serlo cuando la palabra la ilumina con su conocimiento. Tras el conocimiento viene la decisión de continuar en lo malo deliveradamente o cambiar.
De este modo lo expone Pablo a los Atenienses:
"Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos."
Hechos 17:22-31
Cuando la ignorancia se desvanece, el alma se enrola en la búsqueda de la forma de salir del estado pecaminoso que lo condena, concluyendo en Cristo:
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia."
Romanos 5:17
Gracias a Dios Padre que nos ha provisto del Señor Jesucristo, quien con la consumación de su obra redentora en la cruz del Calvario, nos redime del pecado, nos pasa de muerte a vida por medio de su resurrección y, ascendido a la diestra del Padre, seremos glorificados juntamente con Él.
ACCIÓN:
Visto y meditado, viendo que la condenación se extendió por toda la creación por un sólo hombre, pero que cada uno de nosotros hemos pecado también, cargando sobre nuestras cabezas la culpa.
Siendo que el juicio es personal e intransferible, de modo que cada uno morirá por su pecado, la salvación también lo es, por lo que cada uno es justificado conforme cree que Jesucristo es el Señor y Salvador, aceptando Su obra redentora.
Mi pregunta es para ti, que lees, ¿Morirás por tu pecado o por tu fe en Cristo, vivirás?
Cierro el pensamiento con el pasaje emblema de la salvación:
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él."
Juan 3:16-17
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