PRIMERA MALDICIÓN, Deuteronomio 27:15
Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Deuteronomio 27:15
REFLEXIÓN:
(Por si alguien pretendiera pasarse de listo con los mandamientos del Señor, pensando "hecha la ley, hecha la trampa", he aquí un ataque directo contra los tramposos, que en su jactancia piensan que se pueden colar por los resquicios de la ley y salir airosos de ella.)
Dios hace proferir a los levitas delante de todo el pueblo, una serie de maldiciones concretas, por si pudiera haber alguien que aún dijera "no había entendido bien el mandamiento". Pues tras el mandato, la condenación a quien haga lo contrario.
Y la primera maldición alude directamente al primer mandamiento: "No tendrás dioses ajenos delante de mí", al márgen de las diversas traducciones, pues vienen a decir lo mismo con respecto a su texto original. Y tan pronto es escuchada por el pueblo, al unísono ha de responder con un "amén", palabra de confirmación y compromiso, que a su vez ensalza la fidelidad de Dios.
Amén es un acróstico el cual dicen los entendidos en el idioma Hebreo, que en su conjunto viene a decir: "Señor, Rey en quien confío" o "Dios, Rey Fiel". Por lo que, con la pronunciación de este vocablo, se aceptaba la consecuencia según la irrevocable palabra de Dios.
APLICACIÓN:
En tiempo en que Jesús andaba entre el pueblo, los fariseos y los escribas o intérpretes de la ley gozaban de autoridad sobre el resto de la nación de Israel, ya que los primeros eran los que la representaban mientras que los doctores de la ley tenían exclusividad de acceso a las Escrituras y de interpretación de las mismas.
La palabra de Dios mantiene al humilde y lo encamina hacia el bien, pero a los que se acercan a ella con doble intención, los endurece, cargando aún más culpa sobre ellos para el día del juicio.
Esto es lo que sucedía con los observantes de la ley, de los cuales el Señor Jesucristo exhortó duramente, condenando sus malas intenciones y previniendo a sus discípulos para que no cayesen en su hipocresía.
"En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía."
"Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen."
Lucas 12:1 y Mateo 23:3.
La hipocresía de los fariseos venía a ser el ocultamiento de sus pecados a base de retorcer las Escrituras, buscándoles la vuelta o la forma de "salirse por la tanjente" para zafarse de cumplirlas sin perder su aparente justificación delante de Dios.
Pero Dios es Omnisciente, a Él no se le puede engañar.
Asimismo es advertida la iglesia en Galacia a aquellos que tratan una justificación a su manera y no a la manera de Cristo:
"El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna."
Gálatas 6:6-8
También los miembros del cuerpo de Cristo nos vemos afectados si persistimos en desorden y desobediencia, aún si nuestras prácticas parezcan estar al día en lo protocolariamente correcto delante de la iglesia.
Por lo que Pablo, en este sentido, ha de apremiar a la iglesia en Corinto a un ejercicio de autoexamen, por tal de que sean desechados los pecados ocultos y restaurada su relación con el Padre, antes de tratar de ser aprobado a base de cumplir con la liturgia.
"De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo."
1 Corintios 11:27-32
ACCIÓN:
Voy a echar mano del consejo de Pablo: "Pruébese cada uno a sí mismo", para hacer lo propio.
Quiero decir que, en confrontación con la Palabra, solamente me queda agachar el corazón y pedir perdón por todas las veces que he intentado buscar por dónde escaparme de los mandamientos del Señor, mirando más a mi carne que al Espíritu, y más a mi comodidad que a la necesidad de cumplir con el evangelio de Cristo.
Como última anotación, estas palabras del Señor Jesucristo:
"Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas."
Lucas 12:2-3
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