INCOMPATIBLES, Deuteronomio 22:9-11
No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña. No ararás con buey y con asno juntamente. No vestirás ropa de lana y lino juntamente.
Deuteronomio 22:9-11
REFLEXIÓN:
Será cuestión de subsistencia o extinción...
El uso de semillas diferentes en el mismo campo provoca que tanto un fruto como el otro se entorpezcan entre sí y ninguna de las dos fructifiquen. En especial la viña, que requiere de unos cuidados especiales, y un terreno dedicado exclusivamente a ella.
Tortuoso es el trabajo de arar un campo si el arado no es arrastrado equitativamente, y como un surco irregular y torcido no asegura una correcta distribución de la semilla, la productividad se ve mermada, y desaprovechado un espacio que rendiría mayor fruto de haber sido correctamente labrado.
Con respecto al uso de diferentes tipos de tejidos para una misma prenda de vestir, peligra la durabilidad del buen estado de las vestiduras. Ya que cada tejido en cuestión requiere de un tratamiento diferente en su lavado y conservación, se trata de una prenda condenada al desgaste prematuro y a los desgarros en sus costuras. Alude también, en un sentido más espiritual, a la pureza, al no mezclar lo santo con lo profano y a una identidad claramente definida, sin medias tintas, segundo sentido o variaciones según conveniencia.
APLICACIÓN:
Este pasaje aporta una enseñanza aplicable a la Iglesia y al crecimiento del cristiano en su vivir diario y en la práctica de la fe en Cristo.
Igual que en la persona de Jesús, el Hijo siendo con naturaleza Divina, adquirió también la naturaleza humana aunque no por Adán, sino por simiente de Dios en María, esto es, un hombre no afectado por la caída de Adán. Sino Santo, sin mancha ni atadura de pecado.
Cuando somos hechos nuevas criaturas en Cristo por haber creído en el Hijo y en su obra redentora en la cruz del Calvario, adquirimos una nueva naturaleza sin dejar de tener la antigua, estas son la carnal o la del viejo hombre, en la cual se rige nuestro cuerpo físico terrenal y la espiritual o la de la nueva criatura en Cristo que es la guiada por el Espíritu Santo.
(Es cuestión de productividad o estancamiento.)
Pues es en esta dualidad de naturalezas que andamos instados como iglesia a:
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis."
Gálatas 5:16-17
Porque si después de haber adquirido la naturaleza Divina, en Cristo Jesús, vamos a continuar haciendo caso y uso a la naturaleza carnal, va a acontecer que nos volveremos poco productivos, inmaduros y entorpeciéndonos en el crecimiento en el cuerpo de Cristo y en el conocimiento de la voluntad de Dios.
Y así, como nos indica Pedro, debemos ir haciendo, para evitar ser hallados infructuosos, ante el tribunal de Cristo:
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo."
2 Pedro 1:3-8
El pasaje de hoy también es aplicable a las relaciones interpersonales, conyugales y sociales, tocante a las incompatibilidades y claras diferencias entre el evangelio y el sistema secular. No es que no podamos mantener una vida cristiana dentro de la secularidad, pues no hay otro modo que hacerlo sirviendo de portadores de la luz de Cristo al mundo. Por ende, sí o sí debemos tener un trato con el mundo. El problema acontece cuando se acepta el sistema a un nivel más íntimo, ya sea en unión marital, por permitir costumbres y creencias paganas de amistades en participación de ellas. O mimetizándonos tanto a nivel social que no se sepa distinguir quién es de Cristo.
Para este caso nos hacemos uso de las palabras de Pablo a los Corintios, que dicen así:
"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso."
2 Corintios 6:14-18
ACCIÓN:
Y ahora me pregunto yo: ¿Hasta qué punto estoy yo obedeciendo a la palabra de Dios, a través de Pablo y Pedro?
Voy a aplicarme esta Palabra en el sentido en que no puedo pretender llevar una vida de santidad desde la praxis de la voluntad de mi carne.
Va a ser momento de hacer un ejercicio de introspección, tratando de clasificar cuánto fruto estoy dando y de qué tipo, así como en qué área he ido creciendo en el conocimiento del Señor y en el carácter de Cristo.
Y mi último pensamiento al respecto es el siguiente: "Mirando hacia adelante, hacia donde la alargada sombra de la cruz del Calvario apunta al camino angosto y marca la puerta de acceso a la vida eterna, iré dando mis pasos uno a uno, quizá lentos, pero seguros en la Roca que me sostiene, que es Cristo, acercándome, con cada uno de ellos, cada vez más al carácter de Cristo."
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