miércoles, 30 de junio de 2021

A SU MANERA, Deuteronomio 1:21-46.

A SU MANERA

Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.
(...)
Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios; y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos.
(...)
Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
(...)
Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios,
(...)
Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. También contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel.
(...)
Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.
Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra Jehová; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al monte. (...) Y Jehová me dijo: Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos. Y os hablé, y no disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez subisteis al monte.
Y volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escuchó vuestra voz, ni os prestó oído. Y estuvisteis en Cades por muchos días, los días que habéis estado allí.
Deuteronomio 1:21-46.

REFLEXIÓN:

A su manera... Demasiado bueno para ser cierto", pensaron, investigaron y hallaron al amorreo habitando en la tierra que Dios les había entregado en posesión... Y rechazaron el regalo entre quejas y lamentos.

A su manera, imaginaron que habría que batallar duramente contra los gigantes que ocupaban la zona, y se veían derrotados. De este modo ya ni se molestaron en aceptar la tierra que había sido antes dada en promesa a Abraham y donde José mandó que fueran llevados sus huesos desde el sepulcro egipcio.

No contentos con ello, tras el enojo de Dios y proferido el castigo, ahora sí quisieron ir... Asi que a su manera, armados para la guerra y en rebeldía contra el consejo Divino, estimaron más plausible tomar a la fuerza lo que ya era suyo... Para ellos valían más sus armas que la Palabra de Dios.

A su manera...Y cuando las cosas salen mal, vuelven llorando al que tanto han rechazado. Y ahora es la manera de Dios la que los abandona a su suerte.

APLICACIÓN:

A Dios en Su soberanía, le plació crear al hombre para reinar a través de él sobre la tierra. Pero el hombre pecó y se infectó de muerte. Desde entonces Dios puso en marcha Su plan eterno, tratando a través de un pueblo, la restauración del hombre según había sido creado, a la imagen y semejanza de Dios.

A través de este pueblo, Dios ha mandado a Su Hijo unigénito, el Señor Jesucristo, que es Dios mismo hecho hombre, para morir por nosotros en pago por nuestros pecados y darnos vida eterna, devolviéndonos lo que desde Adán habíamos perdido, a causa de la desobediencia.

Y proferido el "consumado es" por boca de Jesús en la cruz, entregando su espíritu,  resucitando al tercer día de su sepelio y ascendido a los cielos. El pecado y la muerte ya han sido vencidos, habiéndonos sido dado el regalo de la vida eterna en Cristo, el cual basta sólo con aceptarlo y asirse de él conforme a Su palabra.

Pero al hombre, a su manera, le parece demasiado fácil que con solamente creer en Jesús y aceptar ser perdonado a través de la fe en su obra redentora, vaya a hallar paz y una nueva vida en Él, libre de pecado y de muerte, sin más requisito que el haber depositado la fe en Cristo.

Es por eso que, a su manera, se ha montado una serie de ritos y penitencias que, según él, aprecia necesarias y válidas para acercarse a Dios y obtener Su beneplácito, pretendiendo presentarse justificado por sus propias obras.

Pero el Señor dice claramente en Su palabra:

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."
Juan 14:6

Y sentencia claramente que:

"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él."
Juan 3:36

ACCIÓN:

La obra redentora fue consumada hace más de dos mil años, y a nosotros nos queda creer en su anuncio y aceptar el regalo de la vida en Cristo, y el amor de Dios adoptándonos por hijos, en lugar de la ira que tiene reservada sobre la maldad de este mundo.

Una pequeña reseña para seguir meditando:

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 6:23

Y yo me pregunto, si he creído en la verdad del anuncio del regalo de Dios en Cristo por medio de la fe o si por el contrario estoy tratando de acercarme a Él a través de religiones basadas en obras de hombre.

Si es que he pretendido acercarme a Dios por mis propios medios, la palabra me confronta, diciéndome:

"Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación."
Lucas 16:15

Señor, Dios Todopoderoso, hoy me acerco a Ti con el corazón humillado y en sincero arrepentimiento por el tan feo rechazo que he hecho a la obra redentora del Señor Jesucristo, habiendo pretendido acercarme a Ti por mis propios medios y según mi forma de entender el precio de mi pecado. Hoy entiendo que en Tu Santidad, no hay nada que el hombre pueda hacer para hallarse limpio delante de Ti, sino que solamente Tu eres el Único que puede eliminar mis impurezas por medio de Jesucristo, a quien hoy entrego mi corazón para ser lavado con la sangre que derramó en la cruz y lo acepto desde hoy mismo como Señor y Salvador mío.
Te doy gracias por este gran regalo que me has dado, liberándome de esa carga que oprimía mi alma y mi corazón. Y te pido que a partir de ahora sea Tu Santo Espíritu el que me guíe a vivir sanamente en este mundo en testimonio de la nueva vida que me has dado en Cristo, para que Su carácter sea formado en mí. En el nombre de Tu precioso Hijo y mi Señor Jesucristo, amén. 






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