Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen;
He aquí Filistea y Tiro, con Etiopía;
Este nació allá. Y de Sion se dirá:
Este y aquél han nacido en ella,
Y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí.
Selah
Salmos 87:4-6
REFLEXIÓN:
Selah... Y trayéndolos a la memoria, el salmista hace partícipe a sus enemigos del gran evento de exaltación a Sion en su poder y gloria.
De entre las naciones se distinguirá a sus hijos,
los que en su tiempo se sometieron a ellas y su identidad se diluyó mas no hasta el olvido.
Selah... Y como el que escoge de entre los frutos los más sabrosos, el Señor cuenta a sus nacidos, en distinción de la masa.
APLICACIÓN:
El pueblo de Dios desde su inicio se ha visto siempre amenazado, atacado o sometido por las naciones que le rodeaban.
Israel y su tierra de Canaán eran el punto estratégico en el comercio entre ciudades, lo que obligaba a las tierras de en rededor, a tener que pasar sí o sí por ella.
Esto despertaba el interés de sus vecinos que, codiciándola, buscaban controlarla hasta hacerla suya.
Y luego estaba Egipto, aquella de la que su enemistad no se regía en el afán de sus tierras sino de las mismas vidas que en ella habitaban, sometiéndolos en cautiverio fuera de la heredad prometida por Dios a Abraham.
Pero este mal no durará para siempre, pues vendrá el Rey de gloria a tomar posesión de Su trono, estableciendo a Sion como morada y a Jerusalén como nación de las naciones. Y todas ellas se someterán a Sion y a su Rey, pues no les quedará otra que reconocerlo.
De entre las naciones saldrán los hijos de Sion que volverán gozosos a su tierra dejando atrás el tiempo de esclavitud y angustia.
El gran evento quedó plasmado también por mano y boca de profetas del cual, Isaías apunta:
"Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos? Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán."
Isaías 51:9-11
APLICACIÓN:
Como hijos de Dios adoptados por medio de Jesucristo, nuestro diario vivir experimenta multitud de amenazas, motines, intentos de asedio e incluso en algunos, la esclavitud de los deseos de la carne y de un mundo dobernado por el maligno.
Yo leo, medito y resuelvo que no debo amedrentarme por caída o circunstancia adversa que trate de derrivar mi fe o de atarme a mis concupiscencias. Sabiendo que siendo nueva criatura en Cristo, nadie puede arrebatarme esta nueva identidad en Él. Porque mi identidad no reposa en mis fuerzas ni en mis propias posibilidades de subsistencia contra el enemigo, sino en el poder de Cristo, el dueño de mi vida.
Aunque a veces parezca que este mundo me embute tanto que mi alma llegue a quedar mimetizada en él, sea valiente y acuda al Padre Eterno, Él me distingue como hijo entre la masa, y me vuelve a Su presencia. Sea yo valiente y no cobarde, no deje diluir mi identidad y muestre la luz de Cristo para que todos puedan verlo a través de mi persona.
Y para afianzar mi fe en medio de la congoja, apunto:
"Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días."
Salmos 23:5-6
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