sábado, 19 de junio de 2021

UN SELAH EN AUTOCONDOLENCIA, Salmos 8:1-7.

UN SELAH EN AUTOCONDOLENCIA, Salmos 88:1-7.

Oh Jehová, Dios de mi salvación,
Día y noche clamo delante de ti.
Llegue mi oración a tu presencia;
Inclina tu oído a mi clamor.
Porque mi alma está hastiada de males,
Y mi vida cercana al Seol.
Soy contado entre los que
descienden al sepulcro;
Soy como hombre sin fuerza,
Abandonado entre los muertos,
Como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, De quienes no te acuerdas ya,
Y que fueron arrebatados de tu mano.
Me has puesto en el hoyo profundo,
En tinieblas, en lugares profundos.
Sobre mí reposa tu ira,
Y me has afligido con todas tus ondas.
Selah
Salmos 88:1-7

Selah... Y el canto que clama al cielo se remite desde la angustia, con la esperanza de ser escuchado en el cúmulo de la corrupción.

Selah... Como muerto en vida abandonado a su suerte, no llorado y puesto en el olvido, el ánimo del que escribe ya no puede caer más bajo, sino a la materialización de todas sus sensaciones.

Selah... Y aun sintiéndose bajo la ira de Dios, esto lo expone también en busca de Su presencia.

APLICACIÓN:

Desde la transgresión de Adán, el hombre carga peso de muerte sobre su corazón.

Pero Dios ha dispuesto que esa carga sea llevada por Cristo en la cruz, para rescatar al hombre de su  pecado.

La convicción de pecado obra en el hombre por medio del Espíritu Santo con el anuncio del evangelio y provoca un estado de contrición y humillación en su corazón para que clame a Dios totalmente arrepentido y sabedor de sus miserias.

Sólo este estado de conciencia genera en él un arrepentimiento genuíno por el cual, acordando su intención de no volver a su mala manera de vivir, se aferra a Jesucristo como Señor y Salvador, y a la esperanza de vida eterna que solo es posible en Cristo.

Pero ya que el hombre no deja de ser libre para escoger qué hacer una vez aceptado a Cristo, el  puede caer en pecado, incluso continuar en él si es que no mantiene una comunión constante con Dios en oración y en lectura de Su palabra. Esta sensación angustiosa se presenta en el redimido, si es que en su forma de vivir no se deja dirigir por el Espiritu Santo sino por su propia carne.

En este caso es el Espíritu Santo el que se ocupa de generar tristeza y desasosiego al creyente para que acuda lo antes posible a los pies de Cristo y corrija de inmediato su rebeldía.

ACCIÓN:

Hermano y hermana, si te sientes mal, triste y en angustia, en desasosiego y como muerto en vida. Esta es señal de aviso urgente a que acudas a Dios y corrijas tus actos y tus pensamientos ya que, si aceptaste a Cristo, tú no estás muerto como quien no tiene a Dios, sino vivo por la vida eterna que derramó el Señor en tí el día en que tus pecados te fueron perdonados y tu vida comprada con Su sangre. Así que ármate de valor y no te dejes acongojar más en tus desobediencias, acude al Señor y exponle abiertamente la causa de tus males y arrepiéntete, para que el gozo del Señor Jesucristo vuelva a ser en tí, tu signo de identidad como redimido en Cristo.

Este pasaje es para tí, para que recuerdes que no estás solo en medio de las adversidades, y que puedes y debes contar con el Señor para sacarte y guardarte de esas tentaciones que te apartan del gozo y de la paz en Cristo.

Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:15-16

Y en el caso de que aún no hayas aceptado a Cristo, pero esa vez que escuchaste sobre su obra redentora en la Cruz, te caló hasta lo más profundo de tu ser y te hace sentir miserable, es momento de liberarse de esa angustia. Acude hoy mismo a Dios, y acepta a Jesús como tu Señor y tu Salvador, pues Él es amplio en perdonar, te librará de las cargas de tu corazón y hará morar en tí Su Santo Espíritu, para vivir, esta vez sí, la seguridad, el gozo y la paz de una vida plena en Cristo.

Este pasaje es para tí, que aún no tienes a Cristo, para que puedas ser contado como uno más en estos versos, sólo en Cristo te puedes librar de la muerte.

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.
Tito 3:4-7


No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...