miércoles, 1 de diciembre de 2021

UN FRUTO EN CONSONANCIA, Esdras 9:13-15


UN FRUTO EN CONSONANCIA, Esdras 9:13-15

Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este, ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.
Esdras 9:13-15


REFLEXIÓN:

Tras la contrariedad entre la rebeldía del pueblo y la respuesta misericorde de Dios, la retórica se hace presente en forma de preguntas, de las que todos conocemos la respuesta, para evidenciar la disonancia del remanente de Israel hacia el Dios vivo y verdadero.

Porque no puede habitar el pecado en medio de la santidad, y porque el pecado llegó a calar hasta a los sacerdotes, levitas y siervos del templo, el sacerdote expone ante Dios la transgresión por tal que nada se haga sin Su dirección y permiso, en cuanto a la restauración del pueblo.

APLICACIÓN:

Dios envió a Su Hijo para que a todo aquel que en Él cree le sea dada en Él, la vida eterna y una nueva identidad, por la adopción en Cristo, como hijo de Dios.

Bajo la premisa que todo el nacido de nuevo, esto es, todo convertido al Señor Jesucristo, es hecho nueva criatura en Él y por tanto, liberado de todo su pasado pecaminoso, el nuevo en Cristo inicia una nueva vida.

Pero debemos saber que, aunque desde ese momento se nos otorga una nueva naturaleza espiritual, por cuanto el Espíritu Santo ha venido a morar en cada creyente, aún el cuerpo físico se mantiene sujeto a la ley del pecado y de la muerte, ya que mientras estemos en cuerpo de carne y huesos en este mundo, seguimos manteniendo también nuestra naturaleza carnal.

Por eso es tan importante hacer un ejercicio diario de sometimiento de nuestros pensamientos a la voluntad de Dios, para no permitir que esa naturaleza carnal aflore y entorpezca el crecimiento y la madurez en Cristo.

Cabe decir que mientras somos perfeccionados, aún no somos perfectos, y es por eso que todavía seguimos cayendo en pecados, aunque no sea nuestra voluntad hacerlo. Pero Dios esto lo sabe, y Su misericordia abarca la imperfección humana por tal de santificarla y perfeccionarla hasta el día en que estemos en Su presencia.

Lo que se requiere es de sensatez, sinceridad y coherencia en nuestro diario vivir con respecto a la voluntad del dador de la vida, Cristo Jesús el Señor y Creador de todas las cosas.

Por tanto, siempre que caigamos en algún pecado, debemos acudir de inmediato delante del Padre con la absoluta confianza de que nos escucha y perdona, conforme al perdón que recibimos el día en que fuimos pasados de muerte a vida.

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."
1 Juan 1:5-10

Claro, luego tenemos como contrapartida, a los hermanos que en ignorancia de la Palabra de Dios y por falta de constancia en su lectura y meditación, son convencidos de que una vez redimidos y puestos a salvo de las garras de la muerte, pueden continuar viviendo tal y como lo hacían antes de conocer a Cristo.

Lo que no saben es que la concurrente transgresión de la voluntad del Padre acarrea peso de castigo, ya que hasta los redimidos nos veremos delante del tribunal de Cristo.

Porque el tribunal de Cristo tiene por objetivo el premiar a sus hijos, mas si sus hijos nos rebelamos y nos comportamos en disonancia, los frutos que presentemos delante de Él no serán de Su agrado, como para premio, sino más bien lleguemos a ver castigo.

"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."
2 Corintios 5:10

ACCIÓN:

Durante la lectura y la reflexión se me ocurrió imaginar qué tal ejemplo estaría dando el remanente de Israel delante de los impíos, si es que ellos llegaron a ver en algún momento alguna distinción en sus actitudes, no solamente porque profirieran con su boca ser el pueblo del Dios de la creación.

Del mismo modo me pregunto si alguien de entre los incrédulos puede interpretar, con mis acciones, que mi identidad difiere de la suya, o si me estoy limitando a seguir la corriente de este mundo.

Hoy es día de autoexamen, ¿estoy dando fruto en consonancia con la voluntad de Dios o es más bien discordante?

Como cierre, me sirva este pasaje:

"El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo."
1 Juan 2:4-6

















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