sábado, 18 de diciembre de 2021

CAPACITADOS PARA LA OBRA, Nehemías 3:8


CAPACITADOS PARA LA OBRA, Nehemías 3:8 

Junto a ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta el muro ancho.
Nehemías 3:8 

REFLEXIÓN: 

Es destacable que los que se ofrecían en las obras de restauración no eran precisamente trabajadores de la construcción ni entendidos de ello, sino más bien de gremios muy diferentes, algunos incluso, en los cuales no se requería del uso de la fuerza física, por lo que se puede pensar que no fueran tampoco hombres demasiado corpulentos o robustos. 

Por sus oficios, vivían más familiarizados con las costumbres de la nobleza que del pueblo obrero, así como de los levitas, por cuanto los perfumeros les debían ilustrar sobre el procedimiento de la elaboración de los inciensos que sólo los de Leví podían preparar, por ser recetas consagradas como ofrenda especial a Dios. 

"Dijo además Jehová a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo. Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová."
Éxodo 30:34-37 

Pero aún se presentaron voluntariamente para contribuir en las labores de restauración del muro y no se quedaron cortos en su disposición, pues no era poco el tramo comprendido desde la puerta vieja hasta el muro ancho, el cual dejaron terminado. 

Y es que a quien quiere servir, Dios lo capacita, de igual manera que Dios también prepara a aquel que, según la lógica humana, no sería capaz de convencer a un sólo hombre, y hacer de él al mayor pastor que hubo hasta Jesús de Nazaret, estamos hablando de Moisés, a quien Dios capacitó para pastorear a dos millones de personas durante el trayecto de cuarenta años por el desierto. 

Porque Moisés fue llamado para cumplir la voluntad de Dios, pero él no confiaba en lo más mínimo en sus cualidades humanas. Pronto Dios le demostrará que Él no necesita a un hombre cualificado sino  con corazón humilde y dispuesto a servir. 

"Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar."
Éxodo 4:10-12 

APLICACIÓN: 

Si echamos la vista a la iglesia y nos remontamos al tiempo en que los Apóstoles pusieron sus fundamentos en Cristo, podíamos imaginarnos a doce sabios nacidos de familia culta, noble,  religiosa o incluso entrenados en estrategias militares. 

Lo cierto es que estos doce fueron escogidos en lo variopinto de lo más vulgar, básico y hasta lo más detestado de la sociedad, por no recordar que Pablo fue llamado a ser apóstol mientras se ocupaba de perseguir a la iglesia. 

Resaltará la capacitación de Dios en ellos conforme leemos las cartas de Pedro y las comparamos con cómo era durante el tiempo de su discipulado... Parecen dos personas diferentes, lo cierto es que Dios transforma, y en sus cartas, más que el carácter de Pedro leemos más bien el de Cristo. 

Desde nuestro nuevo nacimiento en Cristo en donde somos hechos nuevas criaturas, pasados de muerte a vida y a la familia de Dios, Él nos capacita con una serie de talentos para que podamos iniciar nuestro servicio desde el primer día. 

Estos talentos irán perfeccionándose y haciéndose más productivos por cuanto más se inviertan en la obra y en la disposición de  aprender y aplicar lo aprendido en el uso de la palabra de Dios. 

Recordando la parábola que expuso el Señor sobre los talentos, vemos la recompensa de los fieles que, aún en lo poco que recibieron para administrar, se ocuparon en invertirlo para sacar de ahí un beneficio. Tanto así que doblaron lo que  en inicio se les había dado. 

"El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades."
Lucas 19:17 

Pero también está, en contrapartida, aquel que no confió para nada en el talento recibido y venciéndole el miedo, no haciendo nada, prefirió esconderlo para tener qué devolverle a su dueño cuando éste volviera. Pues ni produjo ni obtuvo recompensa, sino más bien castigo. 

"Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses?"
Lucas 19:22-23 

ACCIÓN: 

En mi reflexión devocional de hoy me llega la redargución en forma de pregunta: 

¿Hasta qué punto estás siendo fiel en los talentos y en la capacitación que Dios te ha dado? 

El tiempo de este mundo es corto y poco es el talento por invertir, ya va siendo hora de aprender de David, que aún en medio de la persecución y sin haber llegado todavía a saborear el trono, su corazón cantaba: 

"Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos."
Salmos 57:7 

Señor, Dios Todopoderoso y Padre amado. Gracias por Tu perfecta y santa palabra que trae confrontación y edificación a mi alma, enderezando mis pasos entre la redargución y el consejo. Mi Amado Padre, entiendo que según sea la disposición de mi corazón al servicio en la obra de Cristo, así será el fruto resultante y de ahí, la recompensa. Señor, Dios Todopoderoso, te pido perdón por desperdiciar el tiempo tan valioso dejándolo correr mientras mi talento resta escondido por miedo a no tener qué ofrecerte cuando me lleves a Tu presencia. Padre, fortalece mi fe y súpleme de la sabiduría necesaria para poder aprovechar todas y cada una de las oportunidades que tengo a diario de poder ir rentabilizando esta capacidad y las virtudes que me has dado. Para Tu gloria y honra, en el nombre de Jesús. Amén.












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