LA SOBERBIA DE LOS PRINCIPALES, Nehemías 3:4-5.
Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana. E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.
Nehemías 3:4-5
REFLEXIÓN:
Pueda ser que en esta porción a reflexionar se encuentre el verso más triste y vergonzoso de todo el capítulo.
Pues poniendo en detalle los nombres de todos los participantes en la restauración del muro, destaca por su gran contraste la soberbia de los principales de los Tecoítas.
De Tecoa proviene Amós, el profeta, y también de ahí Joab, el capitán del ejército de David, hizo presentar a una mujer delante del rey para reconciliarlo Absalón, su hijo, que se encontraba huído por haber matado a uno de sus hermanos.
Pues se muestra la diligencia de los tecoítas en este recuento de ayudadores, por cuanto así quiso el autor de la lista que constase en los anales de la historia de Jerusalén.
Pero también hace destacar el apabullante contraste en la actitud entre los tecoítas de a pie y sus jefes y principales, plasmando en letra la desfachatez y arrogancia de estos últimos, los cuales deberían ser los primeros en dar ejemplo.
Otras traducciones Bíblicas dicen de ellos que "no se prestaron a doblar el cuello al servicio de sus señores", eso lo leemos en la versión Reina Valera de 1977, y que "no doblegaron su cerviz ante la obra de su Señor" , según la cuarta edición de la Biblia Textual.
Lo leído en la Reina Valera 1977 revela que estos principales demandaban la obediencia de los suyos pero no se sometían a las autoridades que había sobre sus cabezas. Una actitud más que fea, deleznable, que jamás debiera de tener lugar en el pueblo de Dios ni en su iglesia.
APLICACIÓN:
Pero vemos el fatal ejemplo de Diótrefes, que en su arrogancia, se atrevía a denegar la entrada a la congregación a quienes no le caían bien (entre ellos, al mismo apóstol Juan) entorpeciendo muy severamente en la edificación de la iglesia, envenenando a los demás contra sus hermanos y ordenándoles bajo amenaza de expulsión para que no los reciban.
"Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la iglesia."
3 Juan 1:9-10
Lamentablemente esto sucede en muchas congregaciones actuales, mayoritariamente en las legalistas, que ordenan a los hermanos a no atender a aquel que el pastor o el presbiterio ha decidido que es un apóstata, un "falso cristiano" o que no congenia en la generalidad de su pensamiento.
Aquí puede suceder dos cosas, que esta soberbia pastoral se deba a la pura inmadurez e ignorancia del pastor, por lo que se está dejando llevar por la carne, o que en realidad resulte que la congregación esté siendo encabezada por alguien que aún no ha gustado de la regeneración del Espíritu Santo en su vida y se dedique a su ministerio por otras motivaciones no espirituales.
Porque algunos principales, es decir, pastores, han confundido su calidad de siervos de Jesucristo con la de un juez que dicta sentencia, en la jactancia de pretender ejercer sobre aquello que sólo Dios el Padre ha dispuesto sobre Su Hijo, el Rey de reyes y Señor de señores.
Y aunque amorosamente lo dice, Pablo se ve en la tesitura de instar a la humildad a los hermanos de la iglesia de Filipos, porque estaban actuando por orgullo propio, vanagloria y en competencia hacia los hermanos más que en comunión.
"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."
Filipenses 2:5-13
ACCIÓN:
En lo profundo de mis pensamientos introspectivos, y en un ejercicio de autoexamen objetivo en base a la Palabra, resuelvo en preguntarme lo siguiente:
De haber sido uno más en el remanente de los de Tecoa, ¿Me hallaría en la memoria de los diligentes en el servicio, o entre sus soberbios y jactanciosos representantes?
No me queda más que meditar en la enseñanza y corregirme, aplicándome estas palabras del Señor Jesucristo:
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga."
Mateo 11:29-30
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