sábado, 11 de diciembre de 2021

RESPALDO DIVINO, Nehemías 2:17-18


RESPALDO DIVINO, Nehemías 2:17-18.

Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
Nehemías 2:17-18

REFLEXIÓN:

Porque Nehemías no se levantó por su propia cuenta a hacer lo que bien le pareciera tocante al muro de Jerusalén, el respaldo de Dios en esta misión se va a evidenciar en cuanto la obra se enfrente a momentos decisivos.

Qué momento más decisivo que el presentar a los principales su intención de levantar los muros según Dios le había llamado. Y como no podía ser de otra manera, aprobaron unánimes su propuesta, por cuanto la mano de Dios la avalaba.

Porque cuando Dios pone Su voluntad sobre un objetivo, este se lleva a cabo. Por tanto, en cuanto a que en Su voluntad, Jerusalén debía volver a levantarse y sus muros puestos de nuevo juntamente con todas sus puertas, nadie iba a impedir que esto aconteciera...

También declaró el Señor a Josué por boca de Moisés Su directa participación y mérito en todo éxito durante las conquistas en la tierra prometida, el mismo éxito que demandaba la confianza de Josué, es el que obtenemos los creyentes en toda obra que emprendemos con el respaldo de Su voluntad.

"Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros."
Deuteronomio 3:21-22

APLICACIÓN:

La obra respaldada por Dios siempre va a prosperar, del mismo modo que la obra que no ha sido puesta ante Él, ni sometida a Su voluntad, tiene todos los números de acabar en fracaso.

Porque las obras resultantes de la acción redentora del Señor en cada uno de los creyentes, en guía del Espíritu Santo y con el respaldo de Dios el Padre, no son obras salidas del corazón del hombre, sino puestas en él desde el primer momento en que ha sido adoptado como hijo de Dios.

Porque toda voluntad dirigida a dar gloria y honra a Dios, lo que supone mostrar a Cristo en el mundo, proviene del Espíritu Santo. Y de esta manera Pablo lo añade en su carta a los Efesios, entre toda la maravillosa obra restauradora y regeneradora en Cristo, a todo creyente.

"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."
Efesios 2:10

En contrapunto están todos aquellos proyectos en los que los cristianos nos enfrascamos sin tener en cuenta a Dios, aún se traten de temas propios de la práctica de la fe cristiana, así como misiones, obras evangelísticas, ampliación de infraestrucuras, etcétera... Porque en ese caso, nuestro corazón no está dirigido a darle gloria a Él, sino a inflamar nuestro piadoso currículo delante de los hombres.

Pues si la carta de Pablo a los Efesios describe a una iglesia ejemplar, una iglesia que tuvo el privilegio de haber sido pastoreada por él en sus inicios, muy amplia en conocimiento y activa en sus labores ministeriales, en la carta que el Señor manda a Juan, que fuera escrita y enviada al ángel de la iglesia de Éfeso, contrasta bastante con la escrita por Pablo  en el sentido del amor genuíno en el servicio a Cristo.

"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor."
Apocalipsis 2:2-4

Pues dejaron su primer amor. No es que de repente se volvieran apóstatas, sino que se obcecaron en el afán de servir en el ministerio, sin tener en cuenta al Señor que prepara la obra, sino por su propia cuenta, dejando de lado la aprobación y la búsqueda del respaldo de Dios.

ACCIÓN:

Meditando en qué motivación me mueve al servicio y a la labor evangelística, me viene a la memoria el siguiente versículo:

"Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia."
Salmos 127:1

Sólo me queda orar.

Señor, Dios Todopoderoso y Padre Amado. Te doy las gracias por Tu perfecta palabra, que me confronta y lleva a conformarme cada vez más en el carácter de Cristo. Te pido perdón por las veces que me enfrasco en proyectos sin antes haber pedido Tu favor y consentimiento. Asimismo te pido que me guardes de aventurarme en exponer mis propios razonamientos y pareceres, sino que Tu palabra se muestre tal y como Tú quieras que sea expresada y tal como quieres que yo aprenda de ella y la aplique a mi vida.
Padre Amado, que todo lo que haga sea para Tu gloria y honra. En el nombre de Jesús. Amén. 
















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