ESCONDIENDO LA MANO, Deuteronomio 27:24.
Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Deuteronomio 27:24
REFLEXIÓN:
(A traición solamente pueden actuar los traidores, los cobardes que esperan zafarse de la consecuencia de sus actos, esconden su mano después de lanzar el golpe. El más traidor puede ser tan sutil cuando hiere, que ningún hombre se haya percatado. Pero para Dios no hay nada oculto.)
Hubo una vez un querubín hermoso, muy cercano a su Creador, Dios Todopoderoso, que lo hizo el más bello de toda la corte celestial. Su nombre era Lucero, y era tal su belleza que cierto día se pensó capaz de ocupar el trono de Dios, y adueñarse de Su gloria.
Quizá nos podemos imaginar a un rebelde levantándose directamente delante de Dios diciendo: "te quiero quitar el trono"... Pero esta es mera fantasía.
La realidad es que urdió su plan en lo oculto, (claro, obviando que no hay nada que pueda ser escondido delante de Dios).
Y procedió a extender entre el séquito angelical, de uno en uno, su candidatura. La cosa vendría a parecer un golpe de estado en versión celestial, que se perpetraría por los persuadidos, mientras Lucero fantaseaba con el trono, en lo oculto de su corazón, como si nada.
Como resultado, él y una tercera parte de los ángeles acabaron expulsados de la presencia de Dios.
"Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti."
Ezequiel 28:14-17
Una vez el hombre fue creado sobre la tierra, Satanás (ese que antes fue un querubín hermoso llamado Lucero) no tardó en urdir un nuevo plan: "No pude con el trono celestial pero me voy a hacer con el terrenal", pensaría. Y lo consiguió, a base de sutiles engaños hasta lograr que el hombre cayera por sí solito.
Adán cayó y perdió el dominio terrenal que Dios le había concedido, acabando en manos del traidor. Desde entonces su plan se centra en destruir al hombre, no él directamente, sino como actúan los cobardes, influenciando de manera que sea el hombre el que se autodestruya.
Desde entonces la humanidad, desconectada de Dios a causa del pecado de Adán, no es capaz de asimilar Su voz, sino la de Satanás y sus ángeles caídos, que andan continuamente susurrando para dañarlos, buscando la manera que la responsabilidad del daño caiga directamente sobre sus víctimas humanas.
Pero Dios, que es Soberano y Compasivo, aún ha guardado bajo Su gracia a hombres que le sean fieles, conforme a Su voluntad, para de ahí sacar un linaje especial del que nació el Mesías, el Señor Jesucristo para que a través de Él, todos los hombres puedan reconciliarse con Dios.
Lamentablemente son muchos los hombres que se dejan influenciar por las mentiras de Satanás, atacando directamente a los portadores de la luz de Cristo, el Rey de reyes, el verdadero dueño del trono que ocupará el mentiroso.
David fue el rey de Israel puesto por Dios, según Su voluntad. Pero antes de él hubo otro, Saúl, cuyas características correspondían más al deseo del corazón de su pueblo. Fueron varias las desobediencias de Saúl que provocaron a Dios a apartar de él el Espíritu y aún estando en su trono, Dios hizo ungir a David como rey. No fue una rápida entronización, sino un largo proceso dificultado en gran manera por Saúl, quien dejado llevar por el adversario, hizo todo lo que estuvo en su mano por tal de destruirlo.
Y así describe David cómo actúan los seguidores de Satanás, en contraste con los hombres de Dios:
"En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, Que escape al monte cual ave? Porque he aquí, los malos tienden el arco, disponen sus saetas sobre la cuerda, Para asaetear en oculto a los rectos de corazón. Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo? Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos. Porque Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su rostro."
Salmos 11:1-7
Así, a escondidas, es como actúan los malvados, los que maquinan cosas malas en lo oculto de sus cavilaciones.
APLICACIÓN:
En series policíacas suelen mostrar cómo, por mucho que se esfuerce un criminal en ocultar las pruebas de su delito, tarde o temprano acaban dando con él. A veces también escenifican a un profesional del crimen que pasa desapercibido delante de la ley debido a su capacidad de camuflarse en distintas identidades, engañando incluso a su propia familia.
Pero eso es mero arte dramático y ciencia ficción. La verdad de esto es que Dios conoce a los criminales antes incluso de que lleguen a serlo, mientras planean el delito en sus malvados pensamientos.
A pesar de ello Dios no impide a nadie, por más crímenes que haya cometido, que en su conciencia pueda ser llevado a un genuino arrepentimiento a través el evangelio de la reconciliación en Cristo, recibiendo en Él una nueva identidad como hijo de Dios, y una nueva vida como siervo de Jesucristo.
Pues si el poder de Dios en el evangelio de Cristo es capaz de transformar a un peligroso asesino y hacer de él un compasivo, humilde y amoroso portador del evangelio para la salvación de muchos, ¿cuánto no puede hacer que tu alma se salve? Es más, si Cristo en Su obra redentora en la cruz del Calvario satisfizo el pago de todo el pecado del mundo, pudiendo así liberar tu alma y el de todo aquel que en Él cree, ¿cómo no va a tener capacidad para fortalecerte en las pruebas, enfermedades o circunstancias terrenales que se te presenten por el camino?
ACCIÓN:
Yo tengo una pregunta que hacerme, una vez leído y reflexionado, y es la siguiente: ¿es mi actitud sincera para con todos los hombres o hago uso de la hipocresía hacia los que no me caen bien o me han dañado, deseándoles el mal mientras los saludo con buena cara?
Porque un hijo de Dios no puede comportarse como un esclavo de Satanás,
hoy y ahora es el momento de desechar esa maldad y pedir a Dios que nos guíe en Su amor, que nos enseñe a amar a los demás como el ama y a llevar deseos de vida en Cristo incluso a aquél que humanamente jamás deseamos perdonar. Perdonando, poniendo nuestra mirada en Cristo, tal como Él nos perdonó, amando, como Dios nos ama... Sin ocultar nada, porque Dios todo lo sabe y tratando de ocultar estamos ofendiendo Su omnisciencia.
Aporto un último apunte de Santiago:
"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones."
Santiago 4:6-8