domingo, 29 de agosto de 2021

UN REY COMO DIOS MANDA, Deut. 17:14-20


UN REY COMO DIOS MANDA, Deuteronomio 17:14-20. 

Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores; ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.
Deuteronomio 17:14-20 

REFLEXIÓN: 

(Nadie mejor que Dios conoce el corazón del hombre y hacia dónde van encaminados sus deseos.) 

Dios sabe que tarde o temprano el corazón de Su pueblo le pedirá someterse a un rey de carne y hueso, como ellos y como el resto de naciones vecinas. 

Como dice la traducción de la NVI en Probervios 16:1: "El hombre propone y Dios dispone". 

Así que si al pueblo le dá por proponer un rey sobre sus cabezas, Dios va a disponer del que a Él le plazca poner en el trono, según Su perfecta voluntad. 

Y este rey aún habiendo subido a reinar por designio Divino, va a tener que acatar una serie de requisitos para catalogarse como un rey como Dios manda, guardando su corazón de maldad. Nutriéndose a diario de cada palabra plasmada en la ley de Moisés, que mantendrá su corazón humilde,  recto y próspero conforme a la voluntad de Dios. 

Y aquí vemos una pequeña muestra del perfecto rey descrito en el primer Salmo, y conforme a la instrucción dada al pueblo para con la actitud de su futuro monarca. 

"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,Ni estuvo en camino de pecadores,Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia,Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,Que da su fruto en su tiempo,Y su hoja no cae;Y todo lo que hace, prosperará."
Salmos 1:1-3 

APLICACIÓN: 

Después del gran privilegio de ser el único pueblo conducido directamente por Dios, Israel acabó prefiriendo ser gobernado por un rey humano, como el resto de los países vecinos. 

Y aunque hoy día obtenemos muchísima enseñanza de cómo debemos actuar y qué actitudes evitar,  según los ejemplos de los reyes en la historia de los reinos de Israel y de Judá, en el transcurso contemporáneo de la sucesión de cada rey, al pueblo le supuso  sufrir directamente la voluntad de aquél que sostenía la corona en su cabeza, con sus errores y aciertos y con las consecuencias de los mismos. 

Pero Dios que es Soberano ha preparado al Perfecto Rey que gobernará para siempre y no solamente sobre Israel, sino sobre todas las naciones. 

Este Rey es Jesús de Nazaret, el Hijo enviado quien, siendo Dios, nació, vivió y se entregó como hombre, pagando con su muerte el precio que debíamos pagar nosotros por nuestros pecados. Con su resurrección nos da acceso a la vida eterna y ascendido a la diestra del Padre, aguarda el día en que se llevará consigo a Su iglesia y volverá a este mundo, no ya como siervo a morir por nosotros, sino en toda Su gloria como Rey de reyes y Señor de señores, rigiendo sobre todas las naciones contra toda maldad, haciendo reinar la paz y la justicia sobre toda la tierra. 

ACCIÓN: 

Cuando el desánimo intenta corroerme por dentro ofreciéndome esa falsa sensación de haber perdido el gozo y la paz de Dios que en Cristo me fueron dados, voy a estar recordando la reflexión apuntada en este pasaje, fortaleciéndose mi ser, sabiendo que mi Padre y mi Salvador es Dios sobre todas las cosas, y no hay adversidad que pueda prevalecer contra Él. 

El que sostiene mi vida es el Perfecto Rey Eterno, y mi alma lo celebra culminando mi pensamiento con este último verso: 

"El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos."
Apocalipsis 11:15 

Amén.






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