MORADAS, Deuteronomio 16:13-15.
La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
Deuteronomio 16:13-15
REFLEXIÓN:
(Un oasis en el desierto es el deseo de todo aquel transeúnte entre la arena.)
Dios habitó en medio de su pueblo en el desierto. Su Tabernáculo dispuesto en el centro y alrededor, el pueblo, ordenado por tribus, de manera que todos se encontraran a la misma distancia, en igualdad ante cualquier convocación.
Tabernáculo significa literalmente "tienda de campaña", por cuanto ellos estaban acampados en estas moradas de "quita y pon", en el desierto, la santa convocación a esta fiesta solemne será en conmemoración a este hecho.
Es la segunda fiesta de peregrinaje obligatorio a la ciudad escogida por Dios, donde se ubica el Templo, y deberán habitar en tabernáculos durante siete días, haciendo todo lo concerniente a la nómada vida que llevaron en el desierto, una vez salidos de Egipto.
"En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios."
Levítico 23:42-43
APLICACIÓN:
Cuando nació Jesús, siendo Dios adquirió naturaleza de hombre, materializando en carne y hueso el Tabernáculo entre Su pueblo.
Pero no fue hasta cincuenta días después de su ascensión a la diestra del Padre, una vez culminada su obra redentora en la cruz con su muerte y su resurreción al tercer día, que los hombres pudimos experimentar y representar la realidad espiritual del significado de la fiesta de los tabernáculos.
"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu."
Efesios 2:19-22
Pero no solamente hemos sido hechos morada del Espiritu Santo mientras estamos en esta tierra, en nuestro cuerpo de carne y hueso como envase, sino que tenemos aún la esperanza del cumplimiento celestial y eterno del sentido de esta solemne festividad.
"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos."
2 Corintios 5:1
Y estas son las palabras del Señor en su promesa eterna:
"En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis."
Juan 14:2-3
Y este es el mayor privilegio que podemos tener: que estando corrompidos de nacimiento a causa de Adán, e inevitablemente encaminados hacia la muerte, Dios gustó de esa muerte por nosotros enviando a Su Hijo, y con su resurrección nos dió acceso libre a la vida eterna en Él, sellados con el Espíritu Santo de la promesa, haciendo de nuestra nueva vida en la tierra Su morada permanente.
ACCIÓN:
La lectura y la reflexión de hoy me lleva sí o sí, a examinar mi caminar diario. Por cuanto el Santo Espíritu de Dios mora en mí, mi actitud y testimonio ha de ser fiel a esta realidad.
Y me pregunto si estoy atendiendo a la voluntad de Dios o si estoy dando oportunidad a la mía propia, conforme a mis pasos en este mundo.
Acompaño como último apunte, estas palabras de Pablo:
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis."
"Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu."
Gálatas 5:16-17 y 24-25.
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