miércoles, 4 de agosto de 2021

FRUTO DE LA OBEDIENCIA, Deut. 11:22-25.


FRUTO DE LA OBEDIENCIA, Deuteronomio 11:22-25. 

Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros. Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho.
Deuteronomio 11:22-25


REFLEXIÓN: 

(Los recuerdos especiales siempre ocupan un lugar privilegiado en la mente y en el corazón. Son esos recuerdos que se hacen aflorar en cualquier momento y cualquier situación, cuando uno necesita trasladarse a ese emplazamiento que decidimos atesorar en la memoria.) 

Dios dicta y Moisés traslada al pueblo que Sus mandamientos ocupen ese lugar privilegiado, donde su conciencia se choque irremediablemente con ellos cada vez que surja el conflicto que los despierte en la memoria. 

La repetición y el recital de las palabras, harán que éstas se graben como distintivo en el pueblo de Dios, y de allá sólo hay un paso a la obediencia. 

La obediencia trae consigo el fruto de la promesa, que es la tierra que Dios les da por heredad, para evidenciar que ellos no han tenido más que ver en la conquista que la sumisión y la aceptación de la instrucción Divina, siendo Dios el que otorga con Su soberanía y Su potencia. 

APLICACIÓN: 

De igual manera que con los hijos de Israel, la iglesia sólo puede traer fruto a través de la obediencia a Dios, poniéndolo a Él en primer lugar y aceptando toda situación con la confianza de que, al vivir sujetos a Su voluntad, Él es quien la maneja para que de ahí se obtenga el resultado de acuerdo al propósito que Dios tiene para con ella. 

Pablo habla así a los creyentes de Corinto, de cómo ha de ser el tipo de obediencia y de proceder de la iglesia, puesto que habían reducido su fe a la apariencia, juzgando sólo lo exterior y el mérito del hombre, llegando a tachar de carnales al mismo apóstol y a sus colaboradores. 

"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta."
2 Corintios 10:3-6 

Y a continuación leemos el fruto de la obediencia de Pablo, durante y al finalizar su ministerio. 

"Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo." 

"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." 

(Romanos 15: 18-19 y 2 Timoteo 4:7-8) 

ACCIÓN: 

Hoy es día de dejar de vivir una aparente vida cristiana, para vivir a Cristo en obediencia a Él y en total sometimiento a Su voluntad, y no a nuestras circunstancias terrenales. 

Y concluyo el pensamiento con estas palabras del Señor Jesucristo: 

"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."
Juan 15:4-5






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