sábado, 28 de agosto de 2021

EN MANOS DEL SACERDOTE, Deut. 17:8-11


EN MANOS DEL SACERDOTE, Deuteronomio 17:8-11

Cuando alguna cosa te fuere difícil en el juicio, entre una clase de homicidio y otra, entre una clase de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere en aquellos días, y preguntarás; y ellos te enseñarán la sentencia del juicio. Y harás según la sentencia que te indiquen los del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifiesten. Según la ley que te enseñen, y según el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren.
Deuteronomio 17:8-11

REFLEXIÓN:

Porque no somos autómatas, sino que Dios nos ha hecho a cada uno con sus singularidades, carácter, personalidad y disposición... A alguno de los jueces de Israel se le podía complicar tomar un veredicto ante algún caso expuesto delante de él.

En este caso, susodicho es guiado a llevar directamente la situación al conocimiento de la autoridad sita en la ciudad escogida por Dios, de entre todas ellas. Entendiendo que Dios los capacita para que toda decisión complicada pueda ser resuelta a través de ellos, según Su voluntad.

Una vez dictada la sentencia, el que ha ido a consultar tiene el deber de ser escrupulosamente fiel a las indicaciones recibidas. Tan grave será no acatar rectamente lo ordenado, que en los próximos versos se indica lo siguiente:

"Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que está para ministrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel. Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá."
Deuteronomio 17:12-13

De esta manera se asegura que la ley del pueblo permanezca fundamentada en los mandamientos de Dios dentro de la nación y se mantenga uniforme entre todas las ciudades, según su identidad nacional.

APLICACIÓN:

La iglesia está fundamentada en Cristo, por los apóstoles que Él escogió de entre sus discípulos, además de Pablo, el tardío que fué reclutado camino a Damasco.

En ellos se delegó toda autoridad en Cristo, por el Espíritu Santo para fijar la base sólida sobre la Roca Fundamental, en donde la iglesia se fuera edificando con seguridad, de forma estable y homogénea.

Por lo que desde entonces, durante la actualidad y hasta que vuelva el Señor, las bases apostólicas se mantienen plasmadas en la Palabra de Dios, para que nadie pueda sobreedificar por su cuenta sobre otros pilares que no estén sustentados en Cristo.

Y así lo explica Pablo en su primera carta a los Corintios:

"Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego."
1 Corintios 3:10-15

Aunque igual que la iglesia tiene el deber de fundamentarse en la instrucción de Cristo por los apóstoles, también en lo personal debemos acudir a Dios cada vez que se nos presenta una situación no cotidiana, para que nos ayude a resolverla. Y para cuando algo nos inquieta, tenemos este consejo:

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."
Filipenses 4:6-7

ACCIÓN:

¡Cuántas veces he pretendido solucionar un problema por mi propia cuenta, estropeando aún más el entuerto! ¿Cuántas veces me va a tocar humillarme a los pies de Cristo, después de ésto, para poner el caso en Sus manos y dejar que sea Dios quien dirija mi vida?

Y una palabra de aliento y ánimo, para continuar firme en la fe:

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga."
Mateo 11:29-30








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