PREVINIENDO A SU PUEBLO, Deuteronomio 6:10-12.
Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
Deuteronomio 6:10-12
REFLEXIÓN:
Dios conoce muy bien a Su pueblo, que es dado a olvidarse de Él cuando las cosas le van bien, perdiéndose en la idolatría.
Y le advierte, ya que no tiene de qué jactarse, a no hacerlo, recordándole que todo lo que van a recibir es por gracia, el disfrute del trabajo de otros.
Un detalle de lo que les espera: Una tierra, un hogar, provisión, sustento y fruto...
No porque lo merezca, sino porque así a Dios le ha placido, sacándole de la esclavitud de Egipto.
APLICACIÓN:
Desde que pecara Adán, el hombre nace encaminado a morir en el cuerpo y espiritualmente muerto y esclavo del pecado. Pero Dios ha mandado a Su Hijo, el Señor Jesucristo, quien ha pagado en Sí mismo el castigo por todo el pecado del mundo, para que podamos acudir a Él y ser libres.
Y a los que creemos en Él, no solamente nos libera de la esclavitud del pecado, sino que resucitando al tercer día, anula la acción de la muerte espiritual para proveernos de vida eterna en Cristo.
Además adquirimos de forma totalmente inmerecida, una nueva identidad en Él, (pues nuestra vida ahora lleva Su nombre, por cuanto hemos sido comprados con Su sangre), un hogar en Su presencia, provisión en el Padre, sustento en el Hijo y fruto en el Espiritu Santo.
"Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, (...) aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, (...).
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."
Efesios 2:1, 5-6, 8-9.
Y como Pablo dice que Dios es quien produce en nosotros así el querer como el hacer por Su buena voluntad, (Filipenses 2:13), no tenemos de qué jactarnos ni disolvernos en arrogancia olvidándonos del Único benefactor en nuestras vidas, que es Cristo Jesús, Señor nuestro.
ACCIÓN:
Porque la arrogancia trae amargura al hombre, ya que ésta eleva su corazón por encima de los demás, privándole de la bendición de Dios, que se encuentra con los postrados en humildad y contrición...
Hoy es día de desechar toda jactancia y humillarme a los pies de Cristo por haberme pensado más inteligente y conocedor de Dios que los demás, por jactarme de ocupar más tiempo de oración que los demás y por ensoberbecerme como si de mí saliera la voluntad de obrar en favor del prójimo.
Y cierro mi reflexión con el siguiente pasaje:
"¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica."
Santiago 3:13-15
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