sábado, 10 de julio de 2021

CANTO Y LEMA, Deuteronimio 5:1

CANTO Y LEMA, Deuteronomio 5:1

Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.
Deuteronomio 5:1

REFLEXIÓN:

Oye Israel... Y el pueblo centra su atención en aquellas palabras de Moisés que acabarán siendo canto y lema de generación en generación desde este día.

Como signo identitario de la generación viva y receptora del pacto que Dios habló a Moisés, estas dos sencillas palabras tornan un significado muy importante, una seña que cala en lo más profundo de cada hijo de Israel que, al oírlas, se sumerge en la introspección de sus actos y pensares conforme a todo lo que ellas comprenden.

Así que el pueblo pone oído y Moisés siembra en cada uno de ellos lo establecido y decretado por Dios, para que enraice, se adentre en sus corazones y brote hacia afuera el fruto de la obra.

APLICACIÓN:

Cuando Dios habla, Su palabra no cae en saco roto. La palabra de Dios es creadora. Dios creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay con el poder de Su palabra y esa misma potencia sostiene toda la creación.

Jesucristo es el Verbo de Dios, como dice el Señor en Su palabra, en los primeros versos del evangelio según San Juan, el que por Él todas las cosas fueron creadas y sin Él, nada de lo que ha sido creado, fue creado.

Sobre el Señor Jesucristo, el apóstol Juan continúa diciendo:

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.(...)
Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1: 14 y 16-18

Podemos decir que Jesús es el Creador, el Redentor, y la Palabra que trae el anuncio de Sí mismo al mundo, para que éste sea salvo, habiendo oído y creído en Él.

Mas también existe el contrapunto, que engloba a todo aquel que habiendo oído, no ha querido creer y se ha endurecido en contra dirigiendo sus pasos hacia la condenación eterna.

Y este es el evangelio: Que Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, Jesús era su nombre aqui en la tierra e Hijo , Señor de señores, Rey de reyes, Verbo de Dios y más titulos son los que profesa sobre toda Su creación. Pues siendo Dios vivió como hombre sujeto y obediente a la voluntad del Padre, y cumpliendo con toda la Ley, fue llevado a la cruz por encargo de judíos y por mano de gentiles. Sin pecado, pero hecho maldición a causa de nuestro pecado."¡Consumado es!" fueron sus palabras como espetadas en carne por espada... Murió entregando Su espíritu (puesto que Él es vida, no puede morir si es que no entrega su aliento de forma voluntaria). Al tercer día resucitó y su plan de redención trazado desde antes de la fundación del mundo quedó completo.

Y habiendo oído el evangelio ya no ignoramos ésto sino que, en su conocimiento, podemos creer para salvación o no creer para condena.

Nosotros antes vivíamos errantes en este mundo, en ignorancia total de lo espiritual, movidos por los instintos, las sensaciones y las emociones, perimetrados por nuestra conciencia natural, puesta por Dios y marcada por Adán.

Pero una vez recibimos el anuncio de la salvación por medio de Cristo, nuestra ignorancia se torna en conocimiento, el cual nos deja sin excusa para el día en que se dé el juicio, al no poder decir "yo no sabía" en defensa de nuestra vida pecaminosa por tal de esquivar la condena.

Y la palabra de Dios nos insta:

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Hechos 17:30-31.

ACCIÓN:

Igual que Moisés al pueblo de Israel dijo "oye Israel", hoy el Señor en Su Palabra nos dice, a tí y a mí, "oye".

Habiendo oído, he creído y he sido sellada por el Espíritu Santo de Dios para redención de mi alma, en Cristo Jesús, a quien tengo por mi Señor y Salvador.

Hoy es día de atender a la voz del evangelio, prestar oído y decidir en consecuencia.

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
Hebreos 3:7-8

Sea el evangelio de Jesucristo nuestro canto y lema, para Su gloria y honra, desde hoy y para siempre. Amén. 





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