martes, 27 de julio de 2021

PARA LA POSTERIDAD, Deut. 6:20-25.


PARA LA POSTERIDAD, Deuteronomio 6:20-25.

Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. Jehová hizo señales y milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos; y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres. Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.
Deuteronomio 6:20-25

REFLEXIÓN:

Y por boca de Moisés Dios muestra a sus oyentes el propósito principal de Sus mandamientos y qué espera de Su pueblo a través de ellos.

Porque una nación sin memoria ni historia no tiene identidad, ellos recordarán para la posteridad de dónde han salido y las grandes maravillas y milagros que ha hecho Dios por rescatarlos de Egipto.

Sólo de ese modo el pueblo se puede asegurar una actitud humilde, receptiva y agradecida ante Dios, reconociendo que sin Él simplemente hubiera perecido en manos de Faraón.

APLICACIÓN:

(Al hombre le es sumamente fácil olvidar sus miserias cuando su suerte le lleva al bienestar, a la ociosidad y al gran abanico de opciones para satisfacer sus concupiscencias.)

Tan sólo bastó una sola generación después de Josué para atravesar cerca de 300 años de olvido, donde Dios tuvo que ir enviando a Jueces para mantenerlos, aunque sea, ya que sin este aporte simplemente el pueblo de Dios se habría autodestruído por su arrogancia y testarudez, disolviéndose en la idolatría.

Y no teniendo suficiente, la falta de esfuerzo por rememorar de donde han salido, aún después de la etapa en que decidieron ser gobernados por reyes de carne y hueso antes que por Dios mismo, cayeron de nuevo en otra gran etapa de olvido, por más de cuatrocientos años en el que no intervino Dios más que con Su silencio, sin enviar profetas desde Malaquías y hasta Juan el Bautista, quien lo rompería trayendo de nuevo a la memoria la promesa de Dios con su pueblo en un gran llamado al arrepentimiento.

Y aún estando Dios mismo delante de sus narices en la persona del Hijo, los judíos tendrán la desfachatez de renegar de su historia, borrando literalmente aquello que les ataca su orgulloso corazón, renegando de su identidad de esclavos rescatados de Egipto por mano poderosa de Dios.

"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?"
Juan 8:31-33

Hallamos pues que el tratar de borrar las miserias pasadas del hombre, hace de él una presa fácil de las corrientes humanistas, aquellas que sesgan y niegan por completo la existencia de Dios y la necesidad de acudir a Él y por ende, incapaz de reconocer la necesidad de arrepentirse aún si Dios mismo le habla en Su palabra.

Echando la vista al presente podemos reconocer la mano de los que ansían poder, borrando o alterando  acontecimientos pasados por tal de ensamblar una memoria histórica acorde a la ideología política y social que envanezca al hombre, atándolo a sí mismo y aún así se sienta paradójicamente libre.

Y como que jamás el hombre ha conseguido destruir la Biblia que es la Palabra de Dios. Su interés principal es la de negar su existencia enseñando una historia inventada como si fuera cierta, donde la humanidad no es sino fruto de la casualidad y donde prima su bienestar personal por encima de todo lo demás, confiando su salud antes a un remedio  científico o a las manos de un mortal que a Dios, el Único que tiene poder sobre la vida y la muerte.

Pero la Palabra de Dios no pierde autoridad por más que el hombre intente desprestigiarla, y ésta actúa en las conciencias de todos sin excepción, a diferencia de si el que recibe la Palabra la va a creer o la va a rechazar.

Lo mismo sucede con la Iglesia, que aún habiendo sido rescatada de la esclavitud del pecado, recibiendo perdón, una nueva identidad en Cristo y vida eterna en Él, aún peligramos en envanecernos en lo terrenal y pasajero, llevando una vida carente de fruto, si es que no ejercitamos una relación continua con Dios y con Su palabra mediante una vida devocional activa.

ACCIÓN:

Leo, medito y me dispongo a recordar de dónde me sacó Dios cuando vino a mi rescate por mano del Señor Jesucristo. Esto me ayuda a corregir actitudes arrogantes que me hacen ver mejor que otros, y me mantiene el corazón en un estado de humildad y contrición, esperando la voluntad de Dios y amando a los demás tal y como Dios me amó mientras estuve envuelta en mis pecados y delitos.

Si usted que lee es cristiano y hace tanto tiempo que le rescató el Señor, que ha olvidado cómo fueron sus primeros pasos en Él y cuánto le protegió Dios a pesar de su ignorancia, hasta hoy día con el conocimiento que ha ido adquiriendo conforme a su madurez, le invito a hacer memoria. Sírvanle estas palabras del Señor dada a los Efesios:

"Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido."
Apocalipsis 2:2-5

Si es que usted ha leído estas palabras pero aún no conoce sobre el Señor Jesucristo. Sepa que Él siendo Dios vino a este mundo como hombre a morir por los pecados de toda la humanidad, que usted es un pecador como yo, solamente que yo creí en Cristo y ahora soy libre en Él de la esclavitud del pecado. Si reconoce la necesidad de ser rescatado del pecado, crea en el Señor Jesucristo y Él le dara una nueva vida. Si por el contrario, le parece que no necesita de nadie y ya se siente libre y tranquilo con su forma de vivir, le acompaño con las siguientes palabras:

"Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento."
Lucas 5:31-32

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