sábado, 3 de julio de 2021

LA SEGURIDAD POR MANDATO, Deuteronomio 3:21-22.

LA SEGURIDAD POR MANDATO, Deuteronomio 3:21-22.

Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
Deuteronomio 3:21-22

REFLEXIÓN:

Josué es citado, y a mirada retrospectiva lo lleva Moisés a dar el repaso del poder de Dios, actuando por ellos, en la toma de posesión de las tierras.

Una victoria asegurada, y el enemigo puesto en su mano. Esto hizo Dios y lo va a volver a hacer hasta completar el traslado de su pueblo a la tierra que Él determinó para el usufructo de ellos, en forma de promesa a Abraham, el patriarca.

"En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los admoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos."
Génesis 15:18-21

Así que a Josué sólo le queda acatar la seguridad por mandato, si es que aún le quedara atisbo de duda con respecto al cumplimiento del pacto Divino.

APLICACIÓN:

Dios en Su soberanía ha determinado un plan de reinado sobre la tierra. En principio, Adán debía tener parte en este plan, pero se truncó a causa del pecado.

Por lo que Dios, en su Omnisciencia y antes de la fundación del mundo,  determinó habitar entre los hombres como uno de ellos en la persona del Señor Jesucristo, experimentar su idiosincrasia e incluso morir por ellos, en pago por la remisión de sus pecados.

Y no solamente a morir sino que en Su Omnipotencia, decretó resucitar al tercer día poniendo así fin, por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte y por medio de la resurrección, al impedimento del acceso a la vida eterna.

Asimismo ha determinado que Su reinado terrenal se lleve a cabo desde un punto concreto y sobre todas las naciones. Siendo ese punto el comprendido en la heredad que Dios promete a Abraham, nación santa. Y desde ahí destruir para siempre la maldad, para que ya no pueda existir más.

Y como Dios es Inmutable, y Su palabra permanece para siempre. Hay seguridad de que todo lo que Dios determina, esto se cumple. Israel espera pues, el cumplimiento de Su eterno reinado.

ACCIÓN:

Como Moisés a Josué, Pablo nos lleva a una mirada retrospectiva en vista del favor inmerecido que hemos recibido a través del Señor Jesucristo, todos los que en Él hemos creído, para afianzar nuestra seguridad eterna en Él, dada mediante el evangelio de la salvación . No por nuestros propios medios, sino porque Él la cumple  por nosotros.

"¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 8:31-39.

Así que hoy es día de quitarnos las ansiedades, la inseguridad, la incertidumbre y las dudas que nos impiden disfrutar la paz y el gozo que Dios nos da en Cristo, estando seguros de que nada ni nadie nos puede hacer perder la vida eterna que por Él nos ha sido dada. Y dedicar cada minuto de nuestras vidas en agradecimiento y alabanza, totalmente confiados, y de victoria en victoria.

Padre Amado, gracias por el regalo de la vida eterna en Ti y gracias por el inconmensurable amor que me das, el cual nada ni nadie me lo puede arrebatar. Te pido perdón por haber dudado y temido ante las adversidades del día a día. Sea en cada musitar de mi aliento, glorificado siempre Tu Santo nombre.





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