Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.
Deuteronomio 5:2-3
REFLEXIÓN:
Apabullante aclaración es la que hace Moisés a sus presentes espectadores. Que siendo niños o habiendo nacido después de la salida de Egipto, no teniendo recuerdo de ello o la vaga reminiscencia desde el ingenuo entendimiento pueril, deja claro con estas palabras que sus padres quedaron fuera del pacto Divino.
Y ahí se encuentran hoy delante de Moisés, expectantes, preparados para recibir lo que sus padres desoyeron.
APLICACIÓN:
Después del pecado de Adán, Dios trató con Abraham para ejecutar su plan de salvación a todos los hombres, a través de su descendencia, de la cual saldría el Mesías, que es el Señor Jesucristo.
A lo largo de las generaciones y tras cuatro siglos en Egipto, ese pacto con Abraham se disolvió en el olvido. Así que a través de Moisés, Dios pactaría de nuevo en Horeb, con aquellos que salieron de la esclavitud en tamaña demostración del poder de Dios contra Faraón y su ciudad pagana. Pero éstos no quisieron atender ni obedecer el pacto sino más bien deseaban volver a subyugarse bajo la opresión Egipcia.
Habiendo rechazado pues, abiertamente y sin temor, todo lo que Dios había hecho por ellos y las tierras que les tenía preparadas en heredad según Su pacto con Abraham. Dios dejó pasar a esta generación por el desierto durante cuarenta años, hasta que no quedara en vida ni uno de ellos, para tratar con sus hijos, tal cual le habría placido tratar con sus mayores.
Pero el hombre es infiel y se demuestra en el andar de Israel, que una sola generación más bastó para que se cortara la sucesión de varones de Dios tras la muerte de Josué, y se fueran olvidando del pacto por otras generaciones hasta el punto de no haber ley sobre ellos, sino que cada uno hacía lo que bien le parecía.
Y aquí vemos a Dios de nuevo tratando de enderezar a Su pueblo por medio de los jueces. Pueblo que de nuevo despreció a Dios pidiendo ser reinado por hombre, como el resto de naciones colindantes. Concediendo su petición al pueblo, a partir de ahora Dios sólo trataría con el rey a través de profetas y el pueblo quedaría a expensas de éste, fuera bueno o fuera malo.
De nuevo Dios renovó pacto con David, quien fuera ungido por Dios para ser rey, al hallar en él un corazón conforme a Su agrado, prometiéndole que de su linaje habría un Rey con trono perpetuo y de reinado de bendición sobre las naciones.
Ese Rey es el Señor Jesucristo,y el mismo Ungido que había planeado nacer de la descendencia de Abraham.
Una larga historia continúa, marcada por el silencio de Dios acaecido durante más de otros cuatrocientos años, Dios volvería a hablar al hombre, esta a través de Juan el Bautista y de Sí mismo, el Señor Jesucristo entre los hombres.
Pero la nación de Israel volvió a rechazarlo abiertamente y sin temor de Dios. Cosa que propició de nuevo el distanciamiento de Dios de Su pueblo, dejando de comunicarse abiertamente con él, sino por medio de parábolas difíciles de comprender desde el razonamiento humano. Siendo así, a partir de ese momento, Jesús sólo se comunicaría de forma clara y abierta a sus discípulos.
Y a Dios le plació hacer de doce de ellos más Pablo, llamado el tardío, apóstoles en fundamento de la iglesia en Cristo Jesús.
Hoy Dios se comunica con el hombre a través de Su palabra y, habiendo éste oido el evangelio de la reconciliación, depende de él cómo a partir de ahora va a ser tratado por Dios, si de forma directa a través del Espíritu Santo, por haber creído y obedecido a Su palabra o entregado a sus concupiscencias por haberla rechazado.
ACCIÓN:
Introspectivamente, si es que no he atendido aún al evangelio, aún estoy a tiempo de atender a la Palabra de Dios, obedecerla y aceptar el perdón por medio del Señor Jesucristo, quien diera su sangre por mí en la cruz, en remisión de mis pecados.
Cierro mi pensamiento con el siguiente verso:
Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
Eclesiastés 9:4
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