miércoles, 23 de febrero de 2022

SU NOMBRE ES GRANDE EN TODA LA TIERRA, Mal.1:11-14

SU NOMBRE ES GRANDE EN TODA LA TIERRA, Malaquías 1: 11-14. 

Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
Malaquías 1:11-14 

Reincidiendo en la precariedad de las ofrendas y sacrificios llevados al altar de Dios, esta vez presenta la grandeza de Su nombre sobre toda la tierra, por si pudieran caer en vergüenza al ver que los paganos han dado mayores honores a Su gloria que los sacerdotes del templo en la santa ciudad. 

Porque no les queda muy lejos, en el tiempo, el recuerdo del decreto de Ciro, rey Persa , el cual expendió carta blanca a los judíos para retornar a su tierra y, devolviéndoles los utensilios que en su día se requisaron del templo de Jerusalén, los cuales se mantuvieron bien almacenados y respetados en su mayoría, no escatimó en ofrecer al pueblo todo aquello que necesitaran para la reconstrucción del templo y su mantenimiento. 

Artajerjes tampoco se quedó corto sino que, temiendo al gran Dios Todopoderoso de Israel, ofreció todo lo necesario y más a Su pueblo, por temor de sufrir Su ira. 

¿ Y qué podemos decir de la reina de Saba? Que en tiempos del rey Salomón no se pudo resistir a visitarlo para poder comprobar en primera persona la gran sabiduría que Dios le había dado. 

Y el reino de Israel se enriquecía en ofrendas de todas las naciones, maravillados, no del rey en cuestión, sino del Sustentador del  reino, el Gran Rey, Jehová de los ejércitos. 

Pero ahora los presentes sacerdotes no temían a Dios, es como aquel dicho que expresa: "Uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde", algo así les sucedía a éstos. Que, estando consagrados y con el privilegio de servir en el templo, en lo más próximo de Su presencia, tenían Su gloria por monotonía y Su poder por lo común de cualquier otro. 

Saltando varios siglos de historia, con Jesús habitando entre los hombres y, mostrando las grandes señales y milagros que solamente el Mesías prometido sería capaz de cumplir, aún no quisieron reconocerlo ni aún teniendo a Dios delante de sus narices, en la persona del Hijo. 

Y donde mayor fue la incredulidad del pueblo fue en la tierra que le vió crecer, Nazaret, donde sus vecinos sólo sabían ver de Él al hijo del carpintero, al que fue un niño y creció transformándose de adolescente a adulto, y ahora les decía: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros", recién citado Isaías 61:1. Pues la respuesta de ellos estuvo entre la  perplejidad y la burla. 

"Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra."
Juan 4:44 

Desechado por los suyos, pero recibido por los de afuera, igual que aquellos magos de Oriente que lo adoraron como el rey de los Judíos, aún en su corta infancia, en lo pueril de sus primeros años de vida. 

Y estos fueron sus presentes con los que, sin saberlo, descubrían, con el oro, Su sino real, con el incienso, Su función intercesora y, con la mirra, Su destino, como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 

Los de afuera lo vieron y lo reconocieron. Pero no, los suyos no lo supieron ver, ni reconocer ni valorar... Y lo llevaron a la cruz del Calvario. 

Entregado, muerto y sepultado, resucitó al tercer día. Y, diez días después de que ascendiera a la diestra del Padre, descendió el Espíritu Santo sobre sus discípulos en el aposento alto, dando origen a la iglesia del Señor Jesucristo. 

Se daría cumplimiento a lo profetizado por Oseas, al cual también cita Pablo: 

"Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente."
Romanos 9:25-26 

Vendría el evangelio a alcanzar a los gentiles, aquellos que no pertenecieron al pueblo de Dios ni tuvieron el privilegio de ver abrirse ante sus ojos el Mar Rojo, para pasarlo en seco, o  palpar y tomar del maná del cielo, en el desierto, ni cruzar el Jordán en seco, o presenciar la caída de Jericó por la mano poderosa de Dios con tan sólo rodear la ciudad. 

Sin embargo, muchos de estos privilegiados aún esperan al Mesías, habiéndolo rechazado cuando vino, como si jamás hubiera venido. 

Pero volverá una segunda vez, y esta vez no como cordero inmolado sino como Gran Rey y Señor de los ejércitos. 

Cantemos al Señor con regocijo, porque siendo el Gran Rey y Dios Todopoderoso se ha acercado a nosotros por medio de Jesucristo y nos ha hecho partícipes de Su gloria, herederos de Su vida eterna. 

"Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya."
Salmos 117:1-2





















No hay comentarios:

Publicar un comentario

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17

ACTITUD VICTORIOSA, 2 Crónicas 20:15-17 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén , y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: N...