jueves, 10 de febrero de 2022

ABIERTO EL ENTENDIMIENTO, Nehemías 9:6-35

ABIERTO EL ENTENDIMIENTO, Nehemías 9:6-35

Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
Nehemías 9:6

Recopilando en lo que llevamos de reflexión y lectura en Nehemías, nos encontramos ante un remanente retornado de la deportación a Babilonia. El cual, habiéndose cumplido el tiempo que Dios estableció en que estuvieran exiliados, les permitió volver para restaurar el templo y la ciudad.

El retorno de los judíos se dió en tres turnos, de los cuales Nehemías encabezaba a los últimos regresados.

Los muros fueron restaurados y, puesto en pie delante de toda la congregación, Esdras abrió el libro de la ley para darla a conocer y a entender a todo el pueblo, ignorante hasta la fecha, a causa del tiempo en exilio a tierras paganas.

La palabra de Dios tomó acción en los oyentes, quienes alabaron a Dios y fueron llevados a convicción de pecado.

Después de sus confesiones y en la perseverancia del sentir acontecido con las primeras lecturas de la ley, mantenían sus reuniones de lectura y oración.

Encontramos que en cierto momento, a los veinticuatro días, se levantaron los levitas en un llamado a rememorar todas las maravillas de Dios, Creador, Sustentador, Misericordioso, Justo y Poderoso.

Tras el llamado a la alabanza, los levitas se explayaron en la presentación de todas las obras que Dios hizo para con el pueblo, incluso antes de su existencia, desde la creación.

Es de esperar que al ser levitas, ellos debían conocer e interpretar correctamente el carácter y la voluntad de Dios para con el hombre.

Pero debemos recordar que habían estado cerca de dos generaciones fuera de su tierra y alejados de las Escrituras, por lo que los que en realidad tuvieron disposición al libro de la ley durante el exilio se podrían contar con los dedos de una mano.

Aún así la capacidad cognitiva de los de leví resalta a lo largo del capítulo nueve de Nehemías, donde se refleja cómo les fue abierto el entendimiento, en resultado de la perseverancia en lectura y oración.

Siglos después el Verbo se hizo carne, el Hijo de Dios y habitó entre los hombres. Se entregó a Sí mismo por pago para nuestra redención y, resucitado al tercer día, nos abrió el acceso a la vida eterna.

Tras aproximadamente tres años de discipulado, los seguidores de Jesús entendieron que es el Mesías prometido en la ley y los profetas. No obstante,  después de Su resurrección, aún tenían en mente una toma al trono militar, según la vieja usanza de lo que, por tradición cultural, esperaban todos los judíos: un nuevo David.

Ascendido el Señor a la diestra del Padre, los discípulos perseveraron a la espera del cumplimiento de la promesa del bautismo con el Espíritu Santo. En estos días a Pedro le fue abierto el entendimiento, y dijo:

" Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús,"

"Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio."
Hechos 1:14-16 y 20

Sorprende ver cómo este pescador de Galilea, tosco y sin estudios, se levanta citando dos salmos, relacionándolos entre sí y atribuyéndolos al caso acontecido con Judas, el traidor.

"Sea su palacio asolado; En sus tiendas no haya morador."

"Sean sus días pocos; Tome otro su oficio."
Salmos 69:25 y Salmos 109:8

Y es que no es mérito de hombre que se le abra el entendimiento, sino de Dios, el que se revela a a Sí mismo desde su creación.

Los fariseos y los escribas disponían de todas las Escrituras y las interpretaban para representar a los judíos, pero su corazón estaba lejos de Dios.

Pero su erudición no les sirvió para reconocer a Dios aún teniéndolo delante de sus narices, sino más bien les fue tropiezo. Porque los fariseos buscaban su propia gloria.

Pero ahí estaban los confinados en el aposento alto, perseverando en oración y ruego, aquellos que no tenían de qué gloriarse sino en la pobreza y en ser vistos como lo más bajo de la sociedad.

A aquellos que dependían de Dios, es a aquellos a quien Dios les abrió el entendimiento.

Y a este entendimiento somos llamados cada uno en el cuerpo de Cristo, a fin de que, enriquecidos por la Palabra y en la acción del Espíritu Santo, lleguemos al  conocimiento de Dios y de Su perfecta voluntad para con Su iglesia y para con toda la humanidad, y podamos así llevarla a cabo.

Va a ser bueno perseverar en oración y en  la palabra de Dios, para que crezcamos y demos fruto.

"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor."
Efesios 5:15-17





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