Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.
Nehemías 8:9
Conforme se sucedía la lectura y las explicaciones sobre la marcha, los presentes iban sintiendo la confrontación directa de la Palabra a sus vidas.
Tanto así que, no pudiendo reprimir sus lágrimas y sus muestras externas de contrición, tuvieron que ser llamados a la serenidad y al orden, por tal de continuar leyendo.
Y es que como dice el autor de la carta a los Hebreos:
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."
Hebreos 4:12
Por lo tanto, toda buena exposición de la palabra de Dios actúa directamente en las conciencias de la audiencia, por medio del Espíritu Santo, en capacitación del hombre al arrepentimiento para el perdón y la restauración de la comunión con Dios, en Cristo Jesús.
A veces desde la parte predicadora se busca tocar las emociones del oyente, entendiendo la lágrima fácil o las grandes muestras de júbilo, como el éxito de una buena exposición Bíblica.
Pero la expresión externa de los sentimientos no tiene por qué necesariamente significar una verdadera contrición y un genuíno arrepentimiento.
A veces las emociones se contagian por mera empatía congregacional, otras suelen exagerarse por aparentar santidad y también existen los remordimientos de conciencia luchando contra la verdad, de los que endurecen su corazón no queriendo dejar de pecar donde la Palabra les está confrontando.
Y en estas palabras de Pablo se muestra cómo se dolió por escribir una primera carta tan tajante a los Corintios, pero que más adelante celebró que la tristeza ocasionada llegara a buen término.
"Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte."
2 Corintios 7:8-10
Porque son muchas las veces que se llora, y diversos los motivos por los que el hombre puede entristecerse, pero la única tristeza que va a beneficiar a su alma es la que proviene de la confrontación con la palabra de Dios, sacudiendo su conciencia.
Esta es, pues, otra clave para compartir exitosamente la palabra de Dios, plasmada en Nehemías: ¿Queremos remover conciencias para salvación a sus almas o buscamos sensacionalismo para aplausos a nuestro ego?
Adueñémonos del consejo de Pablo a Timoteo para que éste no se dejara llevar por sus propios razonamientos a la hora de enseñar a los hermanos, sino por medio de la sola Escritura.
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."
2 Timoteo 3:16-17
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