MAYOR QUE EL TEMOR, Esdras 3:3
Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.
Esdras 3:3
REFLEXIÓN:
Cuando volvieron de Babilonia, las tierras eran las mismas pero, entre sus lindes, los moradores eran tan ajenos a Dios como quien mandó destruir el Templo setenta años atrás.
Ecos amenazantes resonaban por la zona cada vez que esas gentes le veían a los hombres de Dios algún síntoma de levantarse para reconstruir la ciudad. Pues no era un solo pueblo el que se oponía a tal menester, sino que toda la inmediación territorial y los poblados que ocupaban las tierras.
Lejos de amedrentarse y con motivo expreso del temor que les causaba el saberse rodeados de amenazas, no dejaron de colocar el altar en su sitio y de ofrecer los holocaustos y ofrendas pertinentes , mañana y tarde, altar encendido.
Mientras tanto en adoración, algunos pudieran recitar a los hijos de Coré diciendo:
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah"
Salmos 46:1-3
Porque en tierra propia estaban, mas los moradores de esta tierra los amedrentaban no solo para asustarlos, sino que los querían totalmente destruídos.
Pero un pueblo sustentado por Dios no se puede amilanar tan fácilmente, siendo que el Todopoderoso está de su parte, y nada ni nadie puede frustrar Su perfecto plan a través de éste.
APLICACIÓN:
Desde que Dios creó a Adán, Satanás se las ingeniaba para hacerlo caer, y lo consiguió usando a una serpiente para tentar a Eva, luego era cuestión fácil que Adán cayera detrás de ella sin necesidad siquiera de ser tentado.
Quizá el iluso pensara que ya se había hecho con el dominio mundial para siempre y que el hombre ya no existiría más después de Adán. Quizá Satanás pensó que Adán había sido condenado eternamente como él, cuando se rebeló en los cielos contra Dios...
Para su sorpresa, a él se le agravará aún más su condena, pues no le bastó con ser expulsado de la presencia de Dios sino que aún se ganará el ser echado al lago de fuego, mayor castigo ya no lo hay. Sin
embargo para Adán se levantaba promesa en la simiente de la mujer, quien vendría a redimir al hombre de su pecado y a rescatarlo, volviéndolo a traer a Su presencia.
Y Dios se hizo hombre, el Hijo fue presentado en la persona del Señor Jesucristo, quien vino para morir por todos los pecadores redimiéndolos y librándolos de la muerte, abriendo la puerta a la reconciliación con Dios.
Vencida pues, a la muerte con su resurrección, a todo aquel que en Él cree se le da la victoria por medio del Señor Jesucristo, por lo que no ha lugar a temores, sino más bien al gozo por el regalo de la vida eterna.
Y como lo contrario de la fe son el temor, la duda y los afanes, cada vez que estos sentimientos afloraban en los discípulos de Jesús, el Señor les tenía que reprochar su falta de fe, una de ellas fue cuando estando él con ellos en la barca, tuvieron miedo de morir en medio de la tempestad :
"El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza."
Mateo 8:26
Así también Pablo hace un llamamiento a desechar los afanes, a los de Filipos, y a asirse en su lugar, de la paz en Cristo:
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."
Filipenses 4:6-7
ACCIÓN:
Leyendo y meditando el versículo de hoy me sumerjo en los pensamientos concurridos en estos días a raíz de mis circunstancias. ¿Son pensamientos de paz o de temor?
Debo tener presente que Dios no va a permitir que nada malo le pase a sus hijos y que, aunque a ojos terrenales pueda parecer negativo y hasta doloroso, el propósito que trasciende la eternidad va a llevarme a un cada vez más ajustado semblante al carácter de Cristo.
Sírvanme estas palabras de Pablo como oración personal en gratitud y alabanza:
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios."
2 Corintios 1:3-4
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