CONFORME A SU VOLUNTAD, Esdras 7:14-18.
"Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano; y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.
Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén. Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios."
Esdras 7:14-18
REFLEXIÓN:
Porque el temor de Dios había calado hasta en el corazón de aquel pagano y rey gentil del imperio Medo-Persa, así daría orden explícita de que la voluntad de Dios se fuera a cumplir en todo aquello que él ordenara con respecto a Su templo y a Su adoración.
Y quién mejor para esta misión que Esdras, el sacerdote diligente en las Escrituras, para hacer cumplir en el pueblo con todo según lo establecido en la ley de Moisés.
Buen trato debió tener Artajerjes con el sacerdote, para conocer que al Altísimo Dios vivo y verdadero no basta con una ofrenda y su ceremonia, sino que, en amplitud de donaciones, mandará invertirlo en sacrificios a Jehová.
No quedará tampoco a la improvisación el resto del oro y la plata conseguidos en Babilonia, sino que por decreto real deberá invertirse dentro de la conformidad a la voluntad Divina.
Hubo un tiempo atrás, cuando el pueblo fue sacado de Egipto, que Moisés permaneció por cuarenta días y cuarenta noches en el monte ante la presencia de Dios.
Como en el pueblo veían que Moisés tardaba tanto en bajar, se impacientaron y reclamaron a Aarón que le hicieran dioses que fueran delante de ellos.
Gustosamente donaron todo el oro que, fundido y trabajado por manos de Aarón, a base de buril, dió forma a un becerro de oro.
No pareciéndoles suficiente, que de todo el oro obtenido en Egipto lo usaran para crearse un ídolo ante el monte ardiente por la presencia de Dios, aún Aarón vendría a suponer el colmo de tal rebeldía, por su atrevimiento de atribuirle a esa imagen el nombre de Dios:
"Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová."
Éxodo 32:5
Este es el resultado de un corazón guiado por su voluntad humana y no sometido a la voluntad de Dios.
APLICACIÓN:
En tiempos en que Dios habitó entre los hombres en la persona del Hijo, el Señor Jesucristo, unos fariseos y escribas cuestionaron abiertamente al Señor porque sus discípulos no se habían lavado las manos antes de sentarse a comer. Y esta fue la explicación a su respuesta:
"¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre."
Mateo 15:17-20
Pues los doctores de la ley la interpretaban según su voluntad humana, añadiendo preceptos no establecidos por Dios, de manera que ni el mismo Dios cumpliendo la ley delante de sus narices era válido para ellos, por la multitud de sus hipocresías.
Así como el mismo Señor Jesucristo vino como hombre y se sometió como Hijo y siervo a la voluntad del Padre, Pedro instará al padecimiento de la carne a los judeo-cristianos que se veían tentados a apostatar de la fe por la multitud de las amenazantes persecuciones y torturas, desviándose de la voluntad de Dios:
"Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías."
1 Pedro 4:1-3
ACCIÓN:
He aquí la confrontación que hallo en esta palabra:
Si un rey Persa insistió tanto en el cumplimiento de la voluntad de Dios en lo concerniente a Su templo, ¿Cómo puedo yo andar viviendo según mi propia voluntad, siendo que mi cuerpo es templo del Espíritu Santo?
Poco me extenderé, sino me sirva esta petición de David para apropiármela en mis oraciones diarias:
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Salmos 143:10
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