sábado, 6 de noviembre de 2021

EN UNIDAD, Esdras 3:1-2


EN UNIDAD, Esdras 3:1-2 

Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.
Esdras 3:1-2 

REFLEXIÓN: 

La humanidad adquiere un mayor tono cuando se une en un mismo propósito, organizándose cada hombre como si de un miembro del cuerpo se tratara, juntos forman una unidad de pensamiento y de acción que suele concluir en éxito. 

Hubo una vez que los hombres se unieron en un mismo propósito, y tanto fue el empeño de ellos que tuvo que intervenir Dios directamente. Porque su propósito se reducía a exaltarse a ellos mismos por encima de Dios. 

"Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad."
Génesis 11:4-8 

En esta ocasión se levantaron los hombres de Josadac y Zorobabel como un solo hombre, con un propósito en común más que aprobado, en adoración al Dios vivo y verdadero, que les devolvió a su tierra prometida, de donde no tendrían que haber salido. 

Como un solo hombre, cada uno cumpliendo su misión en este cuerpo conformado por un mismo propósito, edificaba exitosamente, esta vez no una torre para la gloria del hombre, sino el altar de Dios para Su gloria y honra. 

APLICACIÓN: 

El pueblo de Dios pudo volver a Jerusalén y aún tuvo que pasar por otro tiempo de oscuridad y silencio hasta que Dios se hiciera carne en la persona de Jesucristo y viniera a liberar a toda la humanidad de la esclavitud del pecado y de la condena de la muerte, ya no solo a los judíos, sino a todo aquel que en Él cree, de entre toda lengua, tribu y nación, uniéndolos en una sola iglesia, el cuerpo de Cristo, y Él por cabeza. 

Y es así como Dios quiere que se le adore en la iglesia, que todos a una, como un solo hombre, crezcamos en alabanza, adoración, obediencia y en conocimiento para alcanzar la estatura de Cristo. 

"Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades." 

"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos." 

"para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor."
(Efesios 2:14-16, Efesios 4:1-6 y Efesios 4:14-16) 

Y porque el amor es el vínculo perfecto, en el amor en Cristo somos llamados a soportarnos y entendernos por el propósito común que tenemos en Él. 

"Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos."
1 Tesalonicenses 3:12-13 

ACCIÓN: 

La palabra de hoy me confronta, llevándome a  buscar, de entre los hermanos, el nexo de unión que es Cristo, y dejando de lado aquellos detalles en que difiramos siempre y cuando no afecten al fundamento doctrinal que nos identifica como miembros del mismo cuerpo. 

Porque no hay manera de llegar a la mutua edificación sin unidad de pensamiento, sea mi pensamiento siempre en Cristo Jesús y en su evangelio de reconciliación. 

Señor, Dios Todopoderoso y Padre Amado, te doy gracias por Tu perfecta palabra que me confronta y me enseña a vivir conforme a Tu voluntad. Pues he hallado que a veces la unidad de pensamiento entre yo y algunos hermanos no se hace patente, por el error de centrar mi atención en lo que no concuerda con mi forma de practicar la fe, en lugar de focalizarme en que ambos somos uno en Cristo. Te pido perdón y a su vez que me des la sabiduría suficiente como para diferenciar lo fundamental de lo general y lo general de lo supérfluo y que no aprovecha, para el bien de los hermanos y para Tu gloria y honra. En el nombre de Jesús. Amén. 



















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