LA GLORIA A DIOS, Esdras 7:27-28.
Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.
Esdras 7:27-28
REFLEXIÓN:
Porque Esdras había conocido al Dios vivo y verdadero revelándose a través de las Escrituras, él pudo reconocer la acción directa de Dios en cada uno de los pasos dirigidos al retorno de Su pueblo a Jerusalén.
Cómo todo esto no había sido obra del rey, sino de Dios poniendo el peso en su corazón para que así obrara.
Por eso mismo tampoco se jactó en sus aciertos o en su suerte sino que, sabiendo que no hay buena intención ni éxito en el hombre, en cuanto a las cosas de Dios se refiere, sino que Dios es quien lo dispone, Esdras no pudo más que proferir alabanzas a Su Santo nombre.
APLICACIÓN:
Y es que hemos sido creados para adorarle. No hay mayor gozo en el hombre que el de ocuparse en lo que glorifica al Padre.
Pero sucede que Dios creó a Adán y él cayó al desobedecer al único mandamiento que tenía. Allí se rompió el vínculo que lo unía a Dios, desvirtuándose su esencia y degenerando su propósito en este mundo, a causa de la acción del pecado y de la muerte.
Desde esta separación del hombre con Dios, y a pesar de disponer ahora del conocimiento del bien y del mal, nuestro carácter se ha visto cada vez más atraído hacia lo malo, al no poner la vista en Dios sino en nosotros mismos, así lo dice la Palabra de Dios:
"Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."
Romanos 3:10-12
Pero Dios, en Su misericordia e inconmensurable amor para con el hombre, nos ha dispuesto de Su Hijo como medio de reconciliación y acceso de nuevo a la vida eterna en Él.
Así que Cristo, siendo Dios, fue nacido como hombre y, viviendo como tal, no pecó en modo alguno, sino que cargó sobre Él todo el pecado del mundo dando su vida en pago por cada hombre, liberándonos de la condena del pecado y, con su resurrección al tercer día, anulando la acción de la muerte.
Desde entonces, a todo aquel que en Él cree le es dada la potestad de ser hecho hijo de Dios. Recibiendo pues el Espíritu Santo que viene a morar en él, es hecho nueva criatura en Cristo y en su naturaleza carnal es añadida la espiritual, que es la que salva el alma, mientras la carnal se va desgastando, que es la de la muerte física, mas no la espiritual.
Si antes no deseábamos hacer otra cosa que el mal, según los deseos de nuestra carne, ahora pues, es el Espíritu Santo quien nos lleva a hacer lo bueno, según el carácter de Cristo y la voluntad de Dios.
Y la indicación de Pablo a los creyentes de Filipos y de Éfeso en este aspecto, es la siguiente:
"porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."
"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."
Filipenses 2:13 y Efesios 2:10
Y como un testimonio de esta acción de Dios en el hombre, Pablo atestigua:
"Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
1 Corintios 15:9-10
ACCIÓN:
La reflexión de hoy me lleva a hacerme un par de preguntas:
¿Ya le he dado gracias a Dios por las ganas que pone en mi corazón de que yo le sirva? ¿Ya he reconocido a Dios en todos y cada uno de mis pasos derechos en los caminos del Señor? Si aún no lo he hecho, ya estoy tardando.
Señor, Dios Todopoderoso y Padre Amado:
Gracias por despertarme la inquietud por conocerte más a través de Tu palabra. Gracias por capacitarme para ordenar los pensamientos y escribirlos de forma entendible para que otros se beneficien en Ti al leerlos. Gracias porque Tú nos has hecho para Tu gloria y honra, y me permites poder gustar del gozo de adorarte y alabarte porque siendo Dios Todopoderoso me has amado y me has hecho un hueco entre Tus hijos, en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. A tu nombre sea siempre toda la gloria, toda la honra y toda la alabanza. Por lo siglos de los siglos. Amén.
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